Brasil: ¿qué piensan los religiosos de la Amazonía sobre el celibato?
(DW Noticias)
Sacerdotes asentados en la Amazonía tienen dificultades para servir a comunidades remotas. Consideran la ordenación de hombres casados como una de las salidas para mejorar la labor de la Iglesia Católica en la región
Los obispos que asistieron al Sínodo del Amazonas en octubre de 2019 recomendaron la ordenación de hombres casados
Para expandir su presencia en la Amazonía, la Iglesia Católica podría revisar uno de sus principales reglas: la obligación del celibato para los sacerdotes. El Sínodo del Amazonas, que reunió a 250 líderes en el Vaticano en octubre del año pasado, se pronunció en favor de ordenar sacerdotes casados en áreas remotas de la región. Pero, por ahora, se trata solo de una recomendación.
Se espera que la última palabra sobre el tema, la del papa Francisco, se conozca en las próximas semanas. En un capítulo inesperado de un libro sobre el tema que se lanzará esta semana y del que se divulgó un extracto el domingo (12.01.2020), el papa emérito Benedicto XVI insiste en el celibato sacerdotal.
En el volumen, escrito con el cardenal conservador Robert Sarah, Benedicto asegura que el servicio al Señor requiere la dedicación total de un hombre, por lo que no le parece posible conciliar la vocación del sacerdocio con la del matrimonio. Los pasajes publicados causaron tal polémica que el expapa ha retirado su coautoría.
Solo tres misas al año
La controvertida iniciativa propuesta en el Sínodo del Amazonas es el resultado de la preocupación por la baja presencia eclesiástica en regiones de difícil acceso. En el municipio de Machadinho do Oeste, en el estado de Rondonia, el padre Dionísio Kuduavicz, de la parroquia Nuestra Señora Aparecida, atiende él solo a 63 comunidades. Las más remotas reciben solo tres visitas al año. Esas son las únicas ocasiones en que se celebran misas. De sus 76 años, Kuduavicz lleva 41 en la región.
Tenemos personas que consideramos hombres probados, que dan testimonio de su vida en comunidad y que fácilmente podrían asumir el ministerio sacerdotal como hombres casados. Estas son personas que han estado actuando durante años como líderes, ministros de la palabra y la Eucaristía, dice el padre Dionísio. Pero esto requerirá mucha preparación. Estos serán pasos que deberán tomarse durante mucho tiempo, no de la noche a la mañana.
En las últimas décadas, la ausencia de sacerdotes en la región amazónica ha sido aliviada por misioneros extranjeros. Es el caso del español Josep Iborra, que lleva 26 años viviendo en Rondonia. Durante casi una década, se ha dedicado a servir a ribereños del río Guaporé. Entre ellos, quilombolas, nativos recientemente contactados y pobladores indígenas bolivianos catequizados por los jesuitas.
Una dispensa para casarse
Hace diez años, solicitó una dispensa sacerdotal para casarse. Desde entonces, estas comunidades no han vuelto a ser visitadas por un sacerdote. Consciente de esta realidad, Iborra ve con buenos ojos la ordenación de sacerdotes casados en la Amazonía. Sin embargo, considera que la medida es insuficiente para satisfacer las necesidades del trabajo de la Iglesia en la región.
Los problemas de formación continuarán. También debemos pensar en formas de ayudar a aquellos que están dedicados a la Iglesia. Los evangélicos han demostrado que esto es posible. Nunca pensé que vería la ordenación de sacerdotes casados. Pero aún más importante es que haya personas capacitadas como diáconos y ministros permanentes de la Eucaristía en estas comunidades, para descentralizar las responsabilidades, dice.
Mientras expresa entusiasmo ante la posibilidad de recibir el apoyo de nuevos sacerdotes en su agotador trabajo, el Padre Dionísio revela una gran preocupación por el abandono de las zonas rurales por parte de los agricultores tradicionales.
Se está produciendo una concentración de las tierras. Los agronegocios se están apoderando especialmente de las áreas planas, sobre todo para el cultivo de soja. A medida que las comunidades disminuyen, aumenta el trabajo [de la Iglesia] en las ciudades, donde aumenta la población y la pobreza, porque casi no hay empleo. Las comunidades se están vaciando, dice.
Un sacerdote para 17.000 personas
A lo largo de su experiencia en la región, para Iborra se hizo evidente cómo la presencia temporal de sacerdotes de otros estados de Brasil, además de los extranjeros, dificulta el establecimiento de vínculos con las comunidades atendidas.
Vienen a quedarse uno, dos años. Cuando comienzan a entender el contexto, es hora de irse. La mayoría de los sacerdotes que vienen al Amazonas vienen del sur de Brasil y se llevan mejor con sus coterráneos. Resulta que a menudo, son personas involucradas en actividades que dañan el medio ambiente y amenazan la existencia de los pueblos de la región. Esto mantiene a la Iglesia lejos de quienes más lo necesitan, critica.
El Amazonas tiene hoy un sacerdote por cada 17.000 católicos bautizados. Si se implementa, el cambio recomendado en el Sínodo del Amazonas, por 128 votos contra 41, sería válido solo para la ordenación de nuevos sacerdotes locales. Para los demás se mantendría el celibato obligatorio.
Uno, entre muchos temas
El arzobispo de Rondonia, Roque Paloschi, participó activamente en las discusiones en el Vaticano y fue elegido miembro del consejo postsinodal convocado por el papa Francisco.
Entre las muchas propuestas del Sínodo del Amazonas, la posibilidad de ordenar hombres casados fue una de las mencionadas para responder a la necesidad de la Iglesia de estar presente en lugares muy lejanos y necesitados de una presencia permanente en su ministerio. Para que no sea más una iglesia de visita, sino encarnada, explica.
El arzobispo pide que el debate más controvertido del Sínodo no se convierta en el centro de las discusiones sobre las nuevas formas de regeneración de la Amazonía. Entre los temas discutidos en la reunión están también el diaconado femenino, la urbanización de la región y la relación con los evangélicos.
¿Fin del celibato obligatorio?
Aunque el debate sobre la ordenación de sacerdotes casados se restrinja al contexto amazónico, el arzobispo Roque cree que su eventual aprobación por parte del papa Francisco podría impulsar la discusión sobre el celibato obligatorio dentro de la Iglesia.
La posibilidad de ordenar hombres casados trae una reflexión más amplia sobre las diversas formas de ministerio dentro de la Iglesia. Nadie está en contra del celibato, pero muchas personas creen que el derecho a la Eucaristía, la unción de los enfermos y la confesión no puede estar supeditados a la norma del celibato, argumenta.
Iborra llama la atención sobre el rechazo masivo de una propuesta para la relajación del celibato presentada en el Sínodo Eucarístico de 2007, durante el Papado de Benedicto XVI: Cuando era seminarista, en el apogeo de la Teología de la Liberación, la Iglesia era más progresista que hoy. Pero la mayoría conservadora parece estar perdiendo fuerza. La elección del Papa Francisco no es un movimiento aislado y dialoga con la idea de reabrir el Concilio Vaticano II, reflexiona y concluye: Como ya se sabe, el recorrido de la historia es pendular.