Manuel Felguérez: 50 años de arte; una charla en memoria del artista zacatecano
Por: Valentín Alemán Santillán
Hablar de la belleza en mi propia pintura es un poco pretencioso, pero mi concepto del arte estriba en que es un lenguaje comunicativo que fluye a través de crear belleza; al igual que la música o la literatura, la pintura o la escultura transmiten sensaciones gratas que estimulan el placer visual de quien lo observa
Para lograr una verdadera cultura de apreciación artística es preciso elitisar al pueblo y no vulgarizar el arte, me dijo el maestro Manuel Felguérez en una entrevista que le hice para el Diario de Monterrey a propósito de sus 50 años como creador de arte y en la víspera de presentar en el Museo Marco de la ciudad regiomontana lo más representativo de sus últimos diez años en el mundo de las artes plásticas en ese momento.
Hoy, en memoria del artista nacido el 12 de diciembre de 1928 en Valparaíso, Zacatecas, y quien falleciera este domingo a los 91 años de edad, presento a manera de homenaje el diálogo que sostuve con él en su casa de la colonia Olivar de los Padres para hablar de la muestra conmemorativa a sus 50 años de actividad, la cual estuvo integrada por casi 40 obras pictóricas y seis u ocho esculturas monumentales:
Con la ropa de trabajo aún sobre su cuerpo, y luego de haber plasmado la última pincelada del día, el artista zacatecano se autodefine como un pintor abstracto que al negar el mensaje, sea político o social, en cada obra, lo único que le queda es comunicar belleza, placer visual mediante lo estético.
Hablar de la belleza en mi propia pintura es un poco pretencioso, pero mi concepto del arte estriba en que es un lenguaje comunicativo que fluye a través de crear belleza; al igual que la música o la literatura, la pintura o la escultura transmiten sensaciones gratas que estimulan el placer visual de quien lo observa.
Con la alegría del recuerdo en sus ojos, Felguérez toma lentamente su pipa, enciende el fósforo que dejará escapar el olor a vainilla del tabaco que con placer disfruta su paladar. Atento, sigue la charla.
¿Proposiciones visuales que llevan más allá de donde la lógica y la inteligencia se mezclan?
Sí, esa es una forma de entenderlo, pero el ejemplo más claro es la música, nosotros oímos una combinatoria de unos cuantos sonidos y de repente sentimos una sensación agradable, un placer estético.
¿Cuál es el compromiso?
Tener el oficio, desarrollarlo a lo largo de la vida para inventar algo, porque el arte abstracto es invención, pura imaginación, pero con contenido de algo para que produzca a quien lo ve, un placer estético.
A sus casi 70 años de vida, Manuel Felguérez niega el temor a enfrentarse a la creación, pues asegura: una cosa es lo que uno busca y otra si lo logra, es como bíblicamente se dice, muchos son los llamados y pocos los escogidos, esa es, en primera instancia, la intención, pero la capacidad para hacerlo es primordial, porque no muchos lo logran.
¿La creación es como un rayo de luz?
Es una mezcla de sensibilidad y de capacidad posiblemente nata. Cuando voy a un museo y veo arte, me quedo, es decir, mi sensación de estar ante una obra maestra de la humanidad es totalmente de un goce infinito, y eso que recibo del arte es lo que trato de dar en mi obra, es como una extensión de lo que sentí al hacer un cuadro. Cada pintura es una lucha de colores que culmina al encontrar el deseado por la mente y, entonces, uno lo goza.
En la búsqueda del placer pictórico, Felguérez se transforma en un explorador de contrastes, en cada lienzo plasma, quita y experimenta 20 o 30 tonos que la caprichosa estética reclama.
¿Es como violar la virginidad de la tela vacía?
Sí, el artista es un intruso en la atmosfera del lienzo que invade la poesía, la teoría y todo lo que encierra la palabra pureza. El mensaje no me interesa, me importa el contenido estético de la pintura. Soy de una generación que ahora llaman de ruptura y, la principal molestia, para mí, en la pintura de los llamados tres grandes (Rivera, Orozco y Siqueiros), fue que tuvieran mensaje, como obras pictóricas son buenas, pero el mensaje hacia bolas a la gente que se iba con la finta, hay poca preparación para recibir el placer estético.
¿Dónde queda entonces lo mexicanista, lo nacional que se proclamaba en esos momentos?
Desde luego lo nacional, pero el mensaje que se intentó era político, histórico, social, y eso no hace que la pintura sea buena o mala, es un extra. No importa si es una gran pintura o no, con el mensaje ocurre lo mismo, puede ser el más grande del mundo en una mala pintura, sin calidad, sin con tenido estético.
¿La pintura es instantánea?
Muchas veces se dice que el artista se adelanta a su tiempo. Ha habido muchos casos en la historia en que el contenido estético es apreciado tiempo después, caso clásico, los impresionistas como Van Gogh quien moría de hambre y nadie valoraba su obra, ahora se hace una exposición de él y la gente del mundo entero viaja para verla, es decir, está dando todo su contenido estético en este siglo cuando él pinto el siglo pasado, Pero también hay casos contrarios de artista que desde su momento fueron altamente reconocidos como Miguel Ángel.
¿Estaremos preparados para concebir el arte, cómo educar a través de él?
La única forma de educar para apreciar la pintura es a base de ejercicio, se tiene que ver mucha pintura. Todo mundo busca la estética, los grados en que se goza. El gusto por la forma y el color existe en todo ser humano, pero para ver pintura se necesita una educación, claro que hay elitismo, pero ese conocimiento nos permite recibir el máximo placer y, se necesita, entonces, entrenamiento, preparación; en ese sentido el arte si es elitistas, pero parafraseando a Lenin: la obligación del Estado en la educación es elitisar al pueblo y no vulgarizar el arte.
Apasionado del excursionismo, Manuel Felguérez recuerda que el artista está integrado por su tiempo-vida en donde uno adquiere aficiones.
Me encanta la aventura, gozar de la naturaleza, subir montañas, explorar grutas. Ahí fue como un poco el arranque de esa admiración por la naturaleza, me fueron gustando mucho los animales, los insectos, fui un importante coleccionista; practiqué la cacería, la taxidermia. Hay otro mundo que me fue paralelo, en plan de niño, porque dicen que todo sale en la niñez.
Me emocionaron los mecanismos, las cosas manuales de construir un hábitat para mis lagartijas. Cuando estudié física, pues, me encantaron las palancas, las poleas, siempre jugué e hice objetos útiles o no; construí teléfonos para oír a los amigos, con un hilo y dos botes, en plan de juego, totalmente lúdico.
La suma de todo lo observado es la fuente que alimenta mi arte, pues he tenido todo tipo de aficiones. Me encanta ver el futbol, que también lo practiqué llegando hasta segunda división, me gusta la música, la danza, la cual aprendí por el gusto del movimiento, porque yo no estudie arte, fui a San Carlos y no me gusto, me salí, soy autodidacta, pero en su totalidad, siempre busque un maestro o una disciplina que creía me iba a ser útil, empecé a estudia hasta que llegó el momento en que me fascinó el arte precortesiano y me decidí a estudiar antropología, arqueología, sin pensar en hacer carrera, sino para poder estar en el antiguo Museo de Antropología e Historia, en las calles de Moneda, del Centro Histórico, y convivir con las piezas, dibujarlas, buscaba siempre cosas para ir nutriendo mi educación.
¿Qué opinión tiene de la danza?
Pienso que ha progresado tremendamente, sobre todo en cuanto a espectáculo. Hay compañías que son verdaderamente fantásticas, que tienen luces, sonidos, escenografías maravillosas. En mis tiempos la danza era pobrísima, pero fue un momento como de explosión, había mucha creatividad; sin embargo, siento que ahora la danza misma ha bajado, pero en cambio se ha enriquecido mucho con elementos extradancísticos, con objetos combinados en la escenografía, la iluminación que ha hecho un espectáculo más asequible.
Antes era muy seco, ver en una cámara negra tres cuerpos moviéndose era todo. Era primitivo, por así decirlo, ahora estaos llegando a un clasismo en el que la danza moderna tiene toda su estructura, por lo tanto es menos emocionante en cuanto a creación, pero más completa en espectáculo. Para mi cada nueva obra es mi gran novedad, porque sigo creyendo que el arte es creación.
(Fotos Twitter)