“Estaremos contra el uso de la fuerza”, dice el responsable de las relaciones de México en la ONU

(Noticias ONU)
La semana pasada la Asamblea General eligió a México como próximo miembro no permanente del órgano encargado de velar por la paz y la seguridad en el mundo para el bienio 2021-2022. El país retorna así al puesto que ocupó en 2009-2010. La elección representa “un reconocimiento de la comunidad internacional a nuestro país, un reconocimiento a la trayectoria histórica de la nación mexicana”, asegura el responsable mexicano de las relaciones con la ONU en una entrevista

La prioridad de México en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas será escuchar a la región de América Latina y el Caribe y buscar ‘velar por el respeto al derecho internacional y los derechos humanos’, aseguró el responsable de la cancillería mexicana para las relaciones con la Organización de la cancillería mexicana, Eduardo Jaramillo Navarrete, en entrevista con Noticias ONU.

La participación de México como miembro no permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU, se apegará a los principios de solución pacífica de los conflictos, la no intervención y la autodeterminación de los pueblos, agregó Jaramillo Navarrete.

El miércoles 17 de junio, México fue electo en la Asamblea General de la ONU para ocupar uno de los diez asientos no permanentes en el Consejo de Seguridad para el bienio 2021-2022, con 187 votos y el apoyo unánime del Grupo Regional de América Latina y el Caribe.

Esta elección representa en primer lugar un reconocimiento de la comunidad internacional a nuestro país, un reconocimiento a la trayectoria histórica de la nación mexicana, a nuestra tradición diplomática, pero sobre todo a los principios y los valores que animan la política exterior de nuestro país, comentó el diplomático mexicano.

Hay una coincidencia entre los principios que rigen nuestra política exterior, y que están consagrados en el Artículo 89 de nuestra Constitución, y el mandato que establece la Carta de las Naciones Unidas, afirmó al citar como principios rectores la solución pacífica de los conflictos, la no intervención, la igualdad jurídica de los Estados, la promoción de la cooperación para el desarrollo, y la autodeterminación de los pueblos.

Todo esto constituye un compromiso con la comunidad internacional, pero también con la sociedad mexicana, destacó.

México, agregó, participará en las decisiones más delicadas y de mayor impacto político global en el órgano de la ONU que se encarga de velar por la paz y la seguridad internacional. En 2003, cuando México formó parte del Consejo de Seguridad por penúltima vez, el país votó en contra de la invasión de Irak por una coalición liderada por Estados Unidos y Gran Bretaña.

Una línea pacífica de la que México no se va a desviar ahora, aseguró Jaramillo: Estamos en contra del uso de la fuerza y lo estaremos cuando esto se presente, ojalá que no sea el caso, pero invariablemente México estará apegado a sus principios y a sus normas.

Una histórica vocación multilateralista

En el umbral del máximo fórum multilateral, el alto funcionario mexicano enfatizó la vocación multilateralista que siempre ha tenido el país a lo largo de su historia. Si usamos nuestra historia como el laboratorio de la política, tenemos que ver en el multilateralismo los mecanismos para contrarrestar la fuerza excesiva de un Estado nación sobre otro, dijo.

Estamos convencidos de que el mundo es mejor con organismos multilaterales especializados. Que hay áreas de mejora, las hay. Yo creo que toda creación humana es susceptible de ser mejorada, comentó.

Frente a la parálisis que ha sufrido el Consejo de Seguridad debido a la división entre sus miembros permanentes, especialmente en casos de largos conflictos como los de Siria o Palestina, el funcionario mexicano cree en la capacidad de su país para demostrar una autoridad moral y buscar mecanismos flexibles.

México desde el inicio de la administración (del presidente Andrés Manuel López Obrador) ha ido caminando junto con Francia en un proceso de búsqueda de adhesión. Ahorita, tenemos 106 miembros de las Naciones Unidas que forman parte de este movimiento para frenar el uso indiscriminado del poder de veto, para que sólo se puedan vetar resoluciones en casos en los que no se atente contra comunidades, pero que no se utilice el veto en casos de crímenes de lesa humanidad o atrocidades, dijo Jaramillo Navarrete.

Honrar la confianza que nos da la región

Nosotros tenemos una prioridad fundamental y es escuchar a nuestra región, aclaró el responsable de la cancillería mexicana para las relaciones con las Naciones Unidas.

No olvidamos que el grupo de países de América Latina y el Caribe endosaron hace algunos meses la candidatura de México al Consejo de Seguridad. Vamos a honrar la confianza primigenia que nos da la región y a ser voceros muy sensibles de las problemáticas regionales, subregionales y nacionales, y por supuesto llevar a la mesa del Consejo de Seguridad los temas que preocupen a los pueblos hermanos de América Latina y el Caribe, acotó.

Esa prioridad implica velar por el respeto al derecho internacional y el respeto a los derechos humanos, declaró el funcionario mexicano, quien hizo alusión a temas como equidad de género o el cambio climático y por supuesto, la agenda post Covid-19 en sus dos vertientes: la de salud pública, como amenaza a la salud y a la vida de las personas, y la económica, que sin duda es una agenda inmediata que tendrá que abordarse desde la perspectiva multilateral.

Ningún país aislado puede decir que tiene la solución a problemas estructurales complejos, que son transfronterizos y estructurales, aseveró el responsable de la cancillería mexicana para las relaciones con las Naciones Unidas.

Este tema, precisó, está relacionado con la decisión de México de también presentar su candidatura para ser parte del Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas, donde se establece la agenda global de los Objetivos del Desarrollo Sostenible para 2030.

Queremos estar en la parte política, pero también en la parte económica y social donde se toman las decisiones, porque la mejor forma de prevenir la violencia es generando condiciones determinantes sociales y económicas incluyentes, que den oportunidades de desarrollo y de bienestar a las sociedades, a los individuos y a las familias, concluyó Jaramillo.

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