Ciudad de México: ¿estrategia ejemplar en el manejo del coronavirus?
(DW Noticias)
La Ciudad de México, la más castigada por el coronavirus del país, se destaca por una estrategia congruente que contrasta con el manejo confuso del gobierno federal. ¿Es ejemplo a seguir para otras ciudades?
A casi siete meses de que fueran registradas las primeras infecciones por coronavirus, México se mantiene hasta este martes en el séptimo puesto a nivel mundial por el número de infecciones, con más de 700 mil casos, según el mapa del Instituto John Hopkins, y más de 73 mil muertes, lo que sitúa al país en el cuarto puesto del índice mundial de mortalidad provocada por la pandemia, después de Estados Unidos, Brasil e India. Estas son cifras muy superiores a lo previsto como peor escenario por las autoridades de salud pública en el transcurso de estos días.
Los primeros contagios por coronavirus en México fueron anunciados a fines de febrero pasado. Pese a que días después se produjeron las primeras muertes, no fue sino hasta un mes después -del lunes 23 de marzo hasta el sábado 30 de mayo- que se impusieron las medidas de contingencia: suspensión de actividades no esenciales, clases en las escuelas, cancelación de eventos masivos, y se pidió a la población aislarse en sus casas.
Un día antes de que comenzara la llamada Fase I, el presidente, Andrés Manuel López Obrador, instó a la población en un insólito video a salir a las calles y a las fondas y a comer en familia, argumentando que eso ayudaría la economía popular, y les aclaró que él les diría cuándo no deberían salir.
Disparates de costos fatales
Ese mensaje estuvo precedido de declaraciones igual de irresponsables. Días antes, López Obrador pedía a sus compatriotas en su conferencia de prensa mañanera que llevaran consigo amuletos y estampitas de santos y vírgenes para hacer frente al coronavirus. El escudo protector es la honestidad. Eso es lo que protege, el no permitir la corrupción, dijo, mientras mostraba dos escapularios con la oración Detente enemigo, el corazón de Jesús está conmigo. El mandatario explicó que los detente se los daba la gente, y que los conservaba todos.
Desde el principio de la pandemia, el presidente López Obrador ha minimizado los riesgos y la gravedad de la pandemia, y, de manera asombrosa, todavía se niega a usar el cubrebocas en público y en privado, en lugares abiertos y cerrados y sólo lo ha usado en vuelos comerciales, porque lo obligan, y en su encuentro con Donald Trump, afirma el politólogo Nicolás Loza, investigador y catedrático de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, FLACSO México.
El investigador destaca que, conforme fue avanzando la pandemia en la Ciudad de México, la más castigada del país desde un inicio, fueron sumándose decisiones diferentes. La jefa de gobierno, Claudia Scheinbaum, instaló un comité científico, hizo públicos los estudios sobre contagios y progresión de la pandemia, y fue la primera en hacer un estudio sobre el exceso de mortalidad. Los resultados fueron asombrosos porque la propia autoridad local reconoció que el registro por muertes por Covid-19 probablemente estaba subestimando las muertes reales, y que éstas serían probablemente tres veces mayores que lo estimado.
CDMX, estrategia coherente
La titular del gobierno de la CDMX, Claudia Scheinbaum, física de profesión, con maestría en Ingeniería Energética y doctorado en Ingeniería Ambiental, ha dado prioridad a la evidencia científica. Decidió dar un mensaje diario, usar cubrebocas, instaló comités científicos para estimar una cifra más realista de muertos, y diseñar y divulgar los modelos matemáticos de contagios y fallecimientos. Ha tenido una política muy transparente sobre sus criterios de decisión. Decidió que sería el número de camas ocupadas en hospitales lo que iría definiendo el ritmo de variación en el color del semáforo por coronavirus, y ha sido consecuente. Ha estado bajo mucha presión para que la actividad económica se retomara plenamente, pero decidió no hacerlo porque el número de camas ocupadas no había bajado, por lo que la ciudad no cambió el color del semáforo, afirma Loza.
El sistema de riesgo epidemiológico mexicano para transitar hacia la nueva normalidad va del rojo, cuando es estrictamente necesario el cierre de la economía, luego al naranja, en el que se recomienda a la población mantenerse en casa, al amarillo, con más actividades con precaución, y finalmente al verde, en el que puede abrirse la economía con precaución y prevención. Desde el pasado 29 de junio, la Ciudad de México se mantiene en color naranja.
El politólogo compara la situación de la capital con la del estado de Jalisco, en el centro-oeste de México, una de las entidades territorialmente más extensas del país, cuya población de 9 millones es similar al núcleo poblacional de la capital, sin contar con la zona connurbana, que si se suma, eleva el número de habitantes a más de 22 millones.
Jalisco no tiene más de 2 mil muertos, y en la CDMX estamos cerca de los 10 mil fallecidos. La cifra oscura podría rondar por los 30 mil. Es una diferencia muy grande, y se debe a la obligatoriedad de mantenerse en casa y usar el cubrebocas, que fue obligatorio en Jalisco y no en la capital. El Estado mexicano es débil, y su capacidad de sancionar y monitorear sería muy limitada, pero en otros países de América Latina sí se tomaron medidas más drásticas que fueron efectivas, afirma.
El investigador alude a un estudio que destaca que el país tendría unos 30 mil muertos menos, tomando como base los números oficiales, si desde un principio se hubiera seguido una política consecuente tan sólo sobre el uso del cubrebocas.
Si esto llega a confirmarse, significará una responsabilidad inmensa de López Obrador. De momento es muy difícil discutir esto en México porque el asunto está muy polarizado y politizado. Cualquier observación que se haga a las políticas de López Obrador son consideradas un ataque a su gobierno, a sus políticas y sus intenciones, añade Loza.
Estrategia basada en más pruebas y rastreo
A partir de abril, cuando la pandemia se encontraba en su punto álgido, el Gobierno de la Ciudad de México comenzó una estrategia epidemiológica basada en un mayor número de pruebas y de rastreo de contactos de personas infectadas.
Lo que está haciendo el gobierno de la CDMX es un plan integral que incluye hacer más pruebas, y una serie de medidas, como la identificación de las zonas de la metrópoli con más alto riesgo, en donde se han implementado mayores medidas de control. Entre ellas figuran la detección temprana y el seguimiento de los casos, y la identificación y seguimiento de contactos. En esas zonas se refuerzan las medidas de distanciamiento social y un aumento de las restricciones para evitar más contagios, afirma, por su parte, el médico Mauricio Rodríguez Álvarez, profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y vocero de la Comisión Universitaria para la Atención de la Emergencia del Coronavirus.
El gobierno de la CDMX informó el domingo pasado que continúa la llamada Atención Prioritaria en 158 barrios y pueblos, que ya figuraban hace una semana. En esas zonas continua un programa territorial para la detección y aislamiento de casos positivos. Han hecho un programa de detección de colonias, vecindarios y pueblos, -porque tenemos pueblos tradicionales en la ciudad-, con altos niveles de contagio. En esos lugares llevan puestos sanitarios móviles, ´quioscos´, para hacer pruebas en toda la zona, así como la imposición de restricciones a las actividades de todo tipo. En la CDMX y en todo el país nunca se logró bajar los niveles de movilidad como en otras partes del mundo. La principal razón fue que el gobierno de López Obrador decidió no ofrecer apoyos directos a las medianas y pequeñas empresas, ni a los trabajadores informales, afirma el politólogo Nicolás Loza.
Ayudas económicas en la capital mexicana
La Ciudad de México, en cambio, sí otorgó ayudas a la población, y así lo anunció desde fines de marzo pasado. Con un monto total de 800 millones de pesos (más de 3.7 millones de dólares) se puso en la mira a pequeñas, medianas y micro empresas, así como a grupos vulnerables, niños, mujeres monoparentales y adultos mayores.
Los montos en relación al Producto Interno Bruto (PIB) de los paquetes de emergencia, de alrededor de 0.5% del PIB, son de los más bajos del mundo. López Obrador asegura que se están entregando becas para estudiantes, transferencias en efectivo para adultos mayores y madres solteras, pero son programas sociales que ya existían. México es un país muy centralista, y el gobierno de la CDMX no dispone de tantos recursos como su propia capacidad económica y fiscal sugeriría. Todos los impuestos en México los cobra la Federación, que los distribuye a las entidades, pero más de la mitad del dinero que regresa a las entidades ya va etiquetado, así que hay muy poco margen fiscal en los estados, afirma Nicolás Loza.
El investigador destaca que la CDMX tiene un programa de seguro contra el desempleo. La caída del empleo fue brutal, y la jefa de gobierno tomó la decisión de bajar el monto del seguro de desempleo per cápita, y aumentar el número de beneficiarios. El problema es que se trata de un mecanismo que sólo cubre a personas que tienen un trabajo formal, que están registrados ante el Instituto Mexicano de Seguro Social (IMSS), que perdieron su trabajo y su registro ante el IMSS, asegura.
Es como una gota de lluvia en el desierto. Según Loza, en la CDMX un 60% de la fuerza laboral vive del sector informal, una economía muy diversa que no ha tenido ningún tipo de apoyo.
La Central de Abasto, una ciudad dentro de otra
La Central de Abasto de la Ciudad de México (CEDA CDMX), es fundamental en el abasto alimenticio de la capital. Más de 350 mil personas recorren sus pasillos a diario, unas 327 hectáreas, en donde se puede encontrar desde una planta productora de biodiésel hasta abarrotes, frutas, flores, legumbres, carne, pescados y mariscos. Se la considera el mayor mercado de abasto del mundo, cuyo valor por volumen de operación ocupa el segundo puesto después de la Bolsa Mexicana de Valores (BMV). En junio pasado se convirtió en uno de los principales focos de la pandemia de la capital, cuyo contagio se extendió a la alcaldía de Iztapalapa, una de las más golpeadas por el Covid-19 del país.
Cuando hubo un brote asociado a la Central de Abastos, inmediatamente se aplicó un plan específico. Se instalaron quioscos en las calles para toma de muestras, seguimiento de contactos y recorrido de casa por casa para identificar a casos sospechosos y contagios, y para informar a la población sobre las medidas de prevención. Es un trabajo epidemiológico de campo que ha tenido muy buenos resultados, y que sería deseable que lo replicaran en algunos estados, sobre todo en las ciudades más afectadas en el interior del país, destaca el médico Mauricio Rodríguez Álvarez.
Rodríguez Álvarez considera que el modelo que ha seguido el Gobierno de la Ciudad de México es ejemplar, y que sería deseable que otras ciudades del país lo imitaran. Está publicado y se puede replicar en otros estados, sobre todo en las ciudades más afectadas por la pandemia. Sería deseable que adoptaran, si no todos, sí algunos de los componentes que han dado buenos resultados en la capital.
El politólogo Nicolás Loza matiza su posición: Es muy difícil determinar si este es un modelo alternativo. La estrategia de la CDMX es muy parecida a la de Jalisco. La diferencia es que en Jalisco decidieron dar recursos a pequeñas y medianas empresas, y a los trabajadores informales, e hicieron obligatorio el uso de cubrebocas. Acá esas dos medidas no se aplicaron de manera decidida, pero ambas se oponen claramente a la política adoptada por López Obrador, concluye.