Pandemia, “reto del siglo que decide sobre la salud, el futuro de la economía y del bienestar”: Merkel
(DW Noticias)
El gobierno de Alemania y los estados federados han acordado en una cumbre “histórica” endurecer las medidas para atajar las altas cifras de contagios de coronavirus. Merkel quiere evitar a toda costa el confinamiento
Una cumbre histórica. Así fue calificado el encuentro que mantuvo este jueves la canciller alemana, Ángela Merkel, con los primeros ministros de los 16 estados federados que conforman Alemania. En la agenda, un único tema: acordar medidas para atajar la segunda ola del nuevo coronavirus en Alemania.
Muchos periodistas se preguntaban por qué iba a ser histórica la cumbre. No podía ser solo por el hecho de que la cita requería presencia física en la cancillería en Berlín por primera vez después de muchos meses de videoconferencias.
En un documento relativo al encuentro se daba una pista: el aumento del número de contagios ha adquirido una dimensión histórica, y los países que logran mantener bajo control las infecciones son los que saldrán de la crisis en mejores condiciones económicas y sociales.
En la rueda de prensa que tuvo lugar tras las ocho horas que duró la reunión, Merkel abundó en esta idea. Dijo que la pandemia es el reto del siglo y que no sólo se decide sobre la salud de mucha gente, sino también sobre el futuro de la economía y del bienestar, algo relevante precisamente para los jóvenes, que tienen aún muchos años de vida por delante.
Según la canciller, se trata de prescindir ahora de algunos encuentros sociales para poder vivir bien después, porque Alemania no tiene posibilidades financieras ilimitadas: Alemania no se puede permitir un segundo confinamiento, sentenció.
Con esto, Merkel deja entrever raramente lo que piensa en sus adentros durante las conferencias de prensa, pero cuando su voz se vuelve más firme y más grave, es otra cosa. Ayer fue uno de esos momentos. Uno se daba cuenta de que, para ella, la situación es seria.
Las decisiones que se tomaron
Los resultados concretos del encuentro no hacen justicia ni al encarecido llamado de la canciller alemana, ni a las elevadas expectativas puestas en él.
En principio, se extenderá a todo el país la estrategia ya existente en las grandes ciudades donde hay focos de contagio. Si el número de infecciones se eleva por encima de los 35 por 100 mil habitantes en 7 días, bares y restaurantes deberán cerrar a las 23 horas y habrá limitaciones para reuniones sociales, tanto en espacios públicos como privados.
Si una región supera la barrera de los 50 contagios, sólo podrá haber reuniones de un máximo de 10 personas procedentes de dos unidades familiares. Además, será obligatorio llevar tapabocas en lugares públicos con aglomeraciones de personas.
La implementación concreta de las restricciones sociales corresponde a los distintos estados federados. Ahora mismo, no pocas ciudades y regiones alemanas están afectadas por estas medidas. Según cifras del Instituto Robert Koch, hay tres zonas que superan los 100 casos por 100 mil habitantes en los últimos 7 días, 44 que están entre los 50 y los 100 y más de 120 alrededor de los 25, es decir, no muy lejos de 35, la primera barrera.
En este momento, en toda Alemania hay un promedio de 31.5 contagios por 100 mil habitantes en los últimos 7 días. Esta incidencia colocan al país muy por detrás de la mayoría de sus vecinos. Como ya sucedió durante la primera ola, en primavera, Alemania ha logrado ir rezagada en cuanto a las cifras de infecciones.
Para el director del Instituto Robert Koch, Lothar Wieler, esto se debe a que en este país las medidas se introdujeron rápidamente, gracias al hecho de tener en cuenta lo que sucedía en otros países, que sirvió para ver lo que se avecinaba.
Según Wieler, otro factor que explica el éxito de Alemania en la lucha contra la pandemia es la elevada aceptación entre la población de las medidas políticas adoptadas. El pasado mes de septiembre, sólo el 11 por ciento de los alemanes consideraba las medidas como excesivas. El 27 por ciento pensaba que se quedaban cortas. La gran mayoría consideraba adecuadas las limitaciones de los encuentros sociales y pensaba que había que ampliar los supuestos en los que es obligatorio usar tapabocas.
Lo que está en juego más allá de la pandemia
Merkel sigue siendo la política favorita de los alemanes. Ya hace semanas apareció como la gran admonitora. Tras la cumbre del jueves 14 de octubre, la canciller destacó que habría deseado medidas más duras. Mi inquietud continúa, dijo, porque el aumento exponencial de las cifras no puede conducir a nada bueno. Agregó que ahora hay que esperar para ver si las nuevas medidas surten efecto.
Hay un punto en el que no se produjo ningún acuerdo, y sobre el cual hubo un candente debate. Ya en verano se habló de limitaciones de viajes para personas procedentes de zonas de riesgo dentro de Alemania, es decir, lugares con una incidencia superior a los 50 contagios por 100 mil habitantes en los últimos 7 días.
Muchos estados federados se encuentran ahora en plenas vacaciones escolares de otoño, con familias que viajan de una región a otra. Como ya hay varias zonas de riesgo dentro de Alemania, algunos estados decidieron prohibir el alojamiento a los alemanes procedentes de lugares considerados de riesgo, lo que ha suscitado numerosas críticas.
Por ejemplo, un berlinés no puede alojarse en un hotel del Mar del Norte, a menos que presente un test negativo de coronavirus. La hostelería, uno de los sectores más afectados por la pandemia, ha puesto el grito en el cielo, pero ese punto volverá a negociarse el 8 de noviembre, cuando concluyan las vacaciones escolares de otoño en todo el país.
Mientras tanto, Merkel pidió a los alemanes que no viajen hasta ese momento, porque la movilidad facilita la propagación del virus. La canciller advirtió que, si las medidas adoptadas no son suficientes, habrá que endurecerlas.
La pandemia es probablemente la última gran crisis del período de Merkel como canciller. En el otoño de 2021 habrá elecciones, y ella no será candidata. Si todo sale bien, ya habrá vacuna para ese momento, la situación se habrá tranquilizado y Merkel quedará como la gran gestora de esta crisis. Pero no sólo se trata de la despedida de Merkel. El poder político de Alemania en los años venideros quedará marcado por el curso que tome la pandemia en los próximos meses.