In memoriam, Diego Armando Maradona
Por: Mauricio Flores *
La pandemia que azota al mundo ha puesto en entredicho la totalidad de las actividades humanas. Confiados en el arribo de una solución, léase vacuna, los terrícolas presupuestamos cómo desarrollar nuestra vida diaria de forma más protegida. Sin bajar la guardia, siempre en el mejor de los casos, sorteando enfermedad y muerte, seguridad material y emocional. Todo comienza a ser diferente, constatamos una y otra vez. Incluidas economía y relaciones sociales y cultura, entretenimiento y deportes. Futbol especialmente.
Bien haríamos en desterrar esa manera en la que funcionaba el futbol. Ligas dominadas por grandes firmas, sueldos y fichajes estratosféricos, primacía de cuestiones cada vez más alejadas al juego y futbolistas estrellas estrellados cotidianamente a una especie de doble realidad. Muchachitos de menos de veinte años que tras despuntar en los equipos de sus barrios, mayormente periféricos y colonizados, se observan de pronto en los escenarios más prestigiados no sólo de frente al balón y la portería sino al glamur del neoliberalismo globalizado. Al brillo del dinero.
(Inevitable aquí el recuerdo de la biografía del argentino Diego Armando Maradona).
Esto le sucede a futbolistas como al ficticio Jérôme Dumas, un francesito antillano que tras su éxito como falso nueve (jugador encargado de distraer a los contrarios) en el París Saint-Germain será traspasado a las filas del Barcelona mediante una operación monetaria de varios ceros, pero impedida por su sorpresiva desaparición. Trama literario policiaca, sin duda alimentada de referentes constatables, que da cuerpo a la nueva novela del británico Philip Kerr, Falso nueve, donde logra incorporar un nuevo arquetipo detectivesco, el ex futbolista Scott Manson, a la novela del género contemporánea (antes nos lo presentó en Mercado de invierno y La mano de Dios).
No es la primera vez que en este original y cada vez más profuso canon, el de la ficción futbolera, se explota la desaparición de un famoso jugador. Lo hizo célebremente hace muchos años Manuel Vázquez Montalbán con su El delantero centro fue asesinado al atardecer, capítulo de su prolífica serie Carvalho, donde una nota anónima y amenazante parece resumir realidad y dilema de la experiencia futbolística de nuestros días (“porque vuestro delantero centro es el instrumento que utilizáis para sentiros dioses gestores de victorias y derrotas, desde la cómoda poltrona de césares menores: el delantero centro será asesinado al atardecer”).
Contratado por el club catalán en plena fiebre independentista, el detective Manson indagará en diferentes escenarios el paradero del futbolista (¿falso, verdadero?) por empobrecidos suburbios parisinos y las Antillas francesas. Tiempo también para develar los intríngulis de su devenir personal, con los sucesos de un pasado que lo llevó a la cárcel, jugar en el futbol inglés y su frustrado paso por la conducción deportiva de clubes de mediano renombre. Puesto que Manson, alguien le dijo, bien podría convertirse si se aplicara un poco más en el Mourinho negro.
Falso nueve, un buen y entretenido acercamiento al futbol, desde la ficción policiaca, en tiempos de pandemia, nueva normalidad y la espera de una vacuna salvadora que nos permita volver al futbol.
Philip Kerr, Falso nueve, Traducción García de Isusi, RBA, Barcelona, 2020, 362 pp.
* @mauflos