Descubren escultura femenina de casi dos metros en la huasteca veracruzana
La figura de piedra caliza representa a una joven mujer de élite, posiblemente gobernante por su postura y atavíos, más que a una deidad como se han interpretado casi todas las esculturas huastecas femeninas, a las cuales se vincula con la diosa Tlazoltéotl, refiere la arqueóloga del INAH, María Eugenia Maldonado Vite
Expertos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), confirmaron el descubrimiento de una escultura femenina completa de casi dos metros de altura, dentro de un terreno citrícola en Hidalgo Amajac, Veracruz. El hallazgo lo realizaron habitantes de la comunidad el primer día de este 2021. La pieza prehispánica es la primera de su tipo localizada en la cuenca del río Tuxpan, al sur de la huasteca veracruzana.
Esta magnífica representación femenina permite corroborar lo plasmado en las fuentes etnohistóricas acerca del papel relevante de las mujeres en esta región cultural, al tiempo que abre nuevas líneas de investigación en torno al esplendor de la Huasteca desde la época prehispánica, afirmó el director general del INAH, Diego Prieto Hernández al reconocer el importante trabajo que realizan las representaciones estatales del Instituto para el reconocimiento, recuperación, investigación y rescate del patrimonio histórico de nuestro país.
Una joven mujer de élite
De acuerdo con la investigadora del Centro INAH Veracruz, arqueóloga María Eugenia Maldonado Vite, encargada de la inspección en campo, esta pieza representa a una joven mujer de élite, posiblemente gobernante por su postura y atavíos, más que a una deidad como se han interpretado casi todas las esculturas huastecas femeninas, a las cuales se vincula con la diosa Tlazoltéotl.
La figura está elaborada en roca caliza y mide 60 centímetros en su parte más ancha y alrededor de 25 centímetros de grosor. Su buen estado de conservación permite observar sus rasgos, así como su espiga, elemento que permitía contemplarla erguida.
Luce un rostro pequeño, ojos abiertos y huecos –los cuales debieron estar rellenos con incrustaciones de obsidiana u otra piedra–, con un tocado alto, un collar al centro del cual se distingue un adorno en forma de gota, conocido como oyohualli, un torso ataviado con una camisa de mangas largas y una larga falda que llega hasta los tobillos y revela el par de pies desnudos.
Dada su ubicación geográfica entre los sitios arqueológicos de Tochpan (Tuxpan) y Castillo de Teayo, la pieza está ligada a la tradición escultórica y a la cultura huasteca, aunque presenta ciertos rasgos del centro de México, cuando en la región se hizo notoria la influencia de la Triple Alianza, lo que la colocaría temporalmente hacia el Posclásico Tardío (1450-1521 d.C.).
Durante la visita de inspección, comenta la arqueóloga María Eugenia Maldonado Vite, se notó que la pieza estaba dentro de un sitio arqueológico hasta ahora desconocido pero extenso.
En éste no se han reconocido estructuras monumentales cercanas, sino más bien estructuras bajas, probablemente habitacionales, por lo que una probabilidad es que la talla, que se encontraba boca abajo, causó que pareciese una piedra a los ojos de los pobladores, y fuera movida de su lugar original y llevada hasta allí, incluso, desde tiempos prehispánicos.
El estilo de la joven de Amajac es similar a representaciones de diosas huastecas de la tierra y la fertilidad, pero con una influencia externa, posiblemente nahua, como se aprecia en el hueco de los ojos para incrustaciones, rasgo que no pertenece a la escultura huasteca clásica sino más bien a la mexica. Además, el paño que presentan las mujeres huastecas frente a la falda es siempre liso, y en ésta existe un adorno de nudos y listones.
La investigadora del Centro INAH Veracruz dijo que aún faltan más análisis sobre esta destacada pieza arqueológica, así como en el sitio donde fue hallada y que por ahora se denomina Hidalgo Amajac.
(Fotos INAH)