Por: Mauricio Flores *
Vendrán días de sol y atrás quedará sólo un recuerdo.
De cuando, entre las manos, se revolvían esos artefactos destinados a la preservación de la vida, píldoras antioxidantes, dispensadores subcutáneos, anticancerígenos.
Un mundo nuevo y distinto será posible, territorio inclusivo donde no habrá más segregaciones, guerras, muertes, mentiras, enfermedades.
Esos cielos abiertos que desde la ficción literaria se inventó Pedro Zavala (Ciudad de México, 1981) y que con la certeza de que todo tiempo pasado fue peor, colocó en los terrenos de la llamada ciencia ficción.
En ese siempre imaginado mañana.
Son tres apartados los que conforman el nuevo libro (cuentos) del antes autor de All in, Sinatra, novela con la que obtuvo el premio Mauricio Achar 2018, El terco rezo de las nubes. Narraciones en cierta forma distópicas pero que conducen al lector a la interioridad de sus personajes.
Viajes, accidentes, nuevas realidades… que corresponden a las hechuras tradicionales del canon, y que en esta peculiar forma de abordarse parecieran tener como imperativo develar acaso la soledad de escribiente y del lector, mediante bien construidos tramas y finales. “El verdadero viaje siempre es a solas, con uno mismo”.
Pudiera descubrirse paradigmático, pero leer El terco rezo de las nubes inmersos en plena crisis sanitaria planetaria resulta doblemente grato e inquietante.
El lector se encuentra, doce justas narraciones y no más, con un conjunto de imágenes que lo llevan del futuro al presente y no en sentido contrario, como se esperaría.
En “Vendrán días de sol”, Ro y Paula, un par de jóvenes universitarios, enfrentan la imposibilidad de amor, vía la presencia de la muerte; ciertamente una muerte novedosa. “No file found”.
De nada sirven los avances tecnológicos en la realidad de la pareja. “La muerte es un soplido, un susurro, un gemido”.
Hombres que hablan bajo el cubrebocas, mujeres que quieren ser pájaro… Una pequeña luna roja, también, que nos empujan a un presente tangible como el de este 14 de diciembre (la fecha del eclipse total de sol en América del Sur; 2 minutos 10 segundos el día será noche). Y de ahí al día 21 mismo mes, cuando se produzca la conjunción de Saturno y Júpiter, evento del sistema solar que ocurre aproximadamente cada ochocientos años.
Otra narración, “Neon zoo”, nos habla de la presencia de un grupo armado que exige para el mundo, el próximo, “acceso inmediato e irrestricto a la salud para 590 millones de personas alrededor del planeta”, en oposición al enriquecimiento “a partir de grandes negocios en el sector salud y la biotecnología” de un reducido grupo de magnates.
El terco rezo de las nubes, cuentos del mañana par un hoy, pandémico, coronavírico, dolido, en espera de justicia, y que no recuerdan agravios todavía vivos, como el de los padres sin hijos, en texto de igual título.
“Entonces llegaron a nuestros oídos las versiones. Primero dijeron que los niños estaban cautivos en lugares subterráneos. Víctimas de pruebas químicas y experimentos imprudentes. Nosotros abrimos las alcantarillas y entramos en los lodazales. Rompimos los tubos que contenían los ríos de antaño. Paladeamos las aguas turbias llenas de mierda y orines. Levantamos el concreto, despedazándolo como locos y perturbados. Cuando estuvimos en la oscuridad total encendimos fuego en las entrañas de la ciudad. Con luces y bengalas caminamos por la inmundicia de aquella negrura abismal”.
Un nuevo libro de Pedro Zavala, imágenes de una danza armónica entre hombres y mujeres, para leerse en espera de mejores días.
Pedro Zavala, El terco rezo de las nubes, Paraíso perdido, México, 2020, 152 pp.
* @mauflos