Por: Mauricio Flores *
La vida es un prodigio, y nadie podrá negarlo. En la totalidad de sus capítulos, especialmente en los más escuálidos, lo confirmamos una y otra vez. Más en tiempos pandémicos y coronavíricos.
Tiempos, horas, días, semanas, meses, donde hemos redescubierto la importancia de cuestiones en otro tiempo soslayadas. De los beneficios que nos deja el leer, por ejemplo, así lo hagamos temerosos y confinados.
De esto habla el nuevo libro de Juan Domingo Argüelles (1958), La prodigiosa vida del libro en papel. Leer y escribir en la modernidad digital, que a contrapelo de su extendido nombre, substancia en el equilibrio de su observación y la eficacia de su difusión el estado actual de la lectura y la escritura.
“Más libres que nunca”, ambas, puesto que se mantienen enérgicas aun cuando “desde principios del presente siglo, muchos apostaran a su absoluta decadencia”. El libro, “artefacto verbal ideal, y especialmente en papel, no sólo no ha sido relevado por los dispositivos digitales, sino que está muy lejos de serlo”, refiere Argüelles.
Un universo
“Si, como afirma el apotegma, cada cabeza es un mundo, cada libro es único, al igual que cada cerebro. Los demonios y los enigmas de un escritor o de un científico y, en general, de un creador que usa la palabra, pueden ser parecidos, pero nunca los mismos, o bien muy parecidos, pero también muy diferente la forma de abordarlos y resolverlos. Por ello, cada libro es un universo que sólo puede comprenderse en su integridad, a pesar de que internet le haya hecho creer a las personas que todo se resuelve en información, y que una sinopsis o una síntesis equivale a la obra en cuestión”.
¿Cuáles son los significados actuales de un libro (ciertamente otra unidad del mercado) y la lectura (algo más que distracción trivial)?
Muchas respuestas aporta el autor, uno de los estudiosos del fenómeno cultural en nuestro país más constantes y entregados, y a un tiempo formado en los medios de comunicación, en los que mantiene presencia.
Un libro: el más grande poder intelectual y emocional para el desarrollo del conocimiento. Un libro: un todo preñado de sentido. Un libro: extensión de la memoria y la inteligencia. Un libro: la mayor obra de la humanidad. Un libro: una pieza íntegra, del mismo modo que lo es un poema o un cuento o una novela o una pieza dramática.
En la benéfica práctica de indagar, escribir y divulgar sobre libros y lecturas, que viene de García Icazbalceta, pasa por Vasconcelos y Reyes, para llegar a Zaid, Argüelles ocupa un sitio de alta importancia. Ahí están, profusamente distribuidos, unos ocho títulos previos a este La prodigiosa vida del libro en papel, igual que sus antologías de poesía.
En la nueva obra, “para dos mil lectores que todavía leen en serio, porque sé que todavía los hay”, se augura un futuro para el libro y su universo. “Los profetas de su muerte tendrán que buscar, urgentemente, otra profesión”; mientras que nosotros, sus partidarios, la advertencia a ciertos riesgos, identificados contradictoriamente en la zona de la promoción y el fomento de la lectura.
En nuestros días, precisa el autor, “autores y promotores exhiben, sin rubor, un discurso chabacano, demagógico, ñoño, previsible y, a tal grado autocomplaciente, que ya no va hacia ningún lado que no sea la autorreferencia vanidosa: el yo-yo-yo, el yoyo con el que muchos hacen suertes y malabares para impresionar a los fans a quienes antes han domesticado con literatura de tú puedes ser el mejor (lector) y encuéntrate en mis (divertidos) personajes (que son iguales a ti)”.
Banalidades desenmascaradas, Argüelles no se detiene en sus gustos lectores, que viniendo de un experimentado profesional, más nos valdrá escucharlos, soslayando todo afán reductor del tipo de “los mejores libros”.
En tales líneas se inscriben sus oficiosos capítulos “Leer para entender la vida”, donde enlista “cien autores indispensables que pueden acompañarnos siempre”, “cien libros inmortales que no deberíamos ignorar” y “cien libros indispensables para niños y jóvenes”, encabezados por Homero, Poema de Gilgamesh y Aladino y la lámpara maravillosa y otros cuentos de Las mil y una noches, respectivamente.
Prodigio de lecturas (y de vida), al que nos invita Argüelles.
Feliz colofón
“Para efectos del conocimiento y el goce de la lectura, saber de qué se trata el Quijote es no saber nada. El libro únicamente revela lo que es cuando se le conoce, y se le comprende, en su totalidad irremplazable. Para decirlo, bíblicamente, con Unamuno, cuando un libro es cosa vivía hay que comérselo, y el que se lo come, si a su vez es viviente, si está de veras vivo, revive con esa comida”.
Juan Domingo Argüelles, La prodigiosa vida del libro en papel, UNAM / Cal y Arena, México, 2021, 217 pp.
* @mauflos