Georgina Hidalgo Vivas: Si somos ‘bicitekas’ es porque somos optimistas y no aprendemos

Por: Mauricio Flores *

No recuerdo en las crónicas de Carlos Monsiváis menciones al uso de la bicicleta en la gran ciudad.

Tal vez porque los suyo era, preferentemente, bajarse al Metro o pescar un taxi en la esquina.

O simplemente porque montarse en ese medio de transporte nunca se le dio, habrá que preguntarle a sus más cercanos, ni siendo niño ni ya mayor.

Detalle que no impide mirar a esta realidad, la de la movilidad urbana y, específicamente, la de la utilización de la bicicleta, desde la óptica monsivaiana, la de la llamada sociedad civil.

Esa parte de la vida urbana, con un enfoque similar, es la que nos resume y narra sabrosamente Georgina Hidalgo Vivas (CDMX, 1972) en Crónica biciteka. La verdadera conquista de las de la gran Ciudad de México, con derechos más que ganados a pulso de protagonismos hace más de veinte años.

Impulsora del uso de la bicicleta, “democrática, libre, eficiente”, al lado de otras personas y colectivos, la autora transita uno a uno los espacios recorridos por los usuarios del vehículo en esta Ciudad de México. Hecho que se ha convertido en un movimiento contracultural al ir, desde su origen, versus de “la hegemonía del petróleo como principal fuente de energía”.

Son ya muchos los años en estos afanes, resume Hidalgo Vivas. Por largo tiempo “invisibles en el tránsito e innombrables en las leyes”, los bicitekas (ciclistas de Aztlán) se han ido ganando a contracorriente un lugar en el panorama urbano.

Años que van de la organización de rodadas con unos cuantos participantes, y recorriendo pequeños tramos, a la proliferación de ciclistas, marcadamente a partir de la crisis sanitaria provocada por la inacabada pandemia, ahora trabajadores de mensajería y entrega.

Sin olvidar el establecimiento de normas para la utilización del vehículo en la legislación local, la creación de infraestructura específica y la operación de servicios alternativos. La primacía de una política pública el reto.

“Y así vamos”, recuenta la autora deCrónica biciteka(prologado por Rogelio Garza), “lo de la bici ya es un camino sin marcha atrás en el país; en la CDMX es un asunto de velocidad, de qué tan rápido queremos que sea, no de si se va a dar o no”.

Narradas con la destreza que aporta el ejercicio periodístico (Hidalgo Vivas ha laborado e diferentes medios impresos y digitales), estas crónicas cleteras están también ocupadas de datos y referentes.

Señalamientos que al hacerse en el contexto recordado hablan de su importancia, no exentos los tonos impresos en el viejo relato de la lejana conquista de Aztlán.

A la fecha, enumera el libro, la gran ciudad cuenta con un servicio gubernamental de renta (Ecobici), posiblemente el más funcional en todo el mundo; las dos más importantes avenidas tienen un carril exclusivo; existen diferentes paseos con periodicidad y rutas garantizadas; y cada vez hay más agrupaciones civiles de ciclistas que se autorganizan y cuidan, como el mismo colectivo Bicitekas de Hidalgo Vivas.

Tener esperanza…

“Si somos bicitekas es porque somos optimistas y no aprendemos”, remacha la autora, “por eso deseo un México de oportunistas que sepan aprovecharlos en beneficio propio; es mi esperanza y como soy optimista voy a seguir teniendo esperanza, me vale madre”.

Así los tiempos por venir de los bicitekas, “causa menor y marginal”, que la crónica monsivaiana hubiera reunido con los indígenas, los ecologistas, los no católicos, las feministas, los libertarios, los defensores de derechos humanos, los partidarios de la democracia económica, los adversarios de los fundamentalismos, los gays y las lesbianas, los defensores de los derechos de los animales, los propugnadores de la ética del futuro, los impulsores de la bioética humanista…

El mapa de “la nación complementaria, la jamás reconocida, la sumergida en el abandono, el prejuicio, las campañas de odio”.

Los bicitekas incluidos.

Georgina Hidalgo Vivas, Crónica biciteka. La verdadera conquista de las de la gran Ciudad de México, Producciones Salario del Miedo, México, 2021, 211 pp.

* @mauflos