Por: Mauricio Flores *
Lupe Marín (1895-1983), singular personaje de la primera mitad del siglo XX mexicano, escribió una novela.
En realidad dos, porque a la hasta ahora publicada La única, discreta edición de la UNAM, habrá que sumarle una más, Un día patrio, esta sí fuera de todo catálogo y apenas vista por unos cuantos.
Incongruencias de nuestra realidad cultural, La única, conocida a instancias de la propia autora hace ochenta y tres años, se convierte en una novedad que reclama su lectura y justa apreciación, inserta en la llamada literatura de mujeres, que tantos y buenos ejemplos suman al canon.
“Tierra vasta y fértil, a veces árida, otras tormentosa y despiadada, pero jamás plana”, le llamó Elena Poniatowska, Lupe Marín cuenta en La única una historia sencilla. La de una mujer, presuntamente ella misma, que detalla las vicisitudes surgidas de sus relaciones amorosas con dos hombres. Historia de pasión.
Marcela, protagonista central, es pues La Marín, y Gonzalo del Monte el muralista Diego Rivera, y Andrés el poeta “contemporáneo” Jorge Cuesta. Sencilla deducción que transporta a los lectores al tiempo de las vanguardias y a un México en lo que todo está por hacer.
“No una autobiografía”, advierte la investigadora Anaclara Muro, introductora de la novela en la colección Vindictas, pero que transparenta la esencia de su autora, poseedora de “una inquietud que la llevó a acercarse en primera instancia a los círculos intelectuales de escritores y artistas”.
El interés propio de una mujer, en los tiempos en que éstas no tenían garantizadas las propiedades personales, y que trasladado a la ficción (autoficción) encontrará sitio para contestar preguntas del tipo “¿verdad que no estoy loca?”.
Una Marcela que acorralada por la enfermedad y el desamor encuentra en su viejo padre un amparo. “A ti es al que esperaba…, ¿verdad que tú no me tienes asco…?, yo quiero que tu solito me lleves a enterrar, que solito vayas conmigo al panteón”.
Diagnosticada como neurasténica, en realidad un mal hormonal que en el relato merece una larga explicación técnica de parte de su médico, Marcela es resguardada en “un hospital aristocrático: el mejor de la ciudad y más bonito”. Ahí descubrirá que “las enfermedades espiritualizan a las personas”.
Olvidada por sus parejas, Marcela encuentra en otra mujer (Lola) una ocasión de vida. “Haz algo por mí, te lo suplico (…). No puedo vivir por mí misma, estoy absolutamente desmoralizada y no tengo fuerzas para quitarme el rencor que me domina, el odio que me embarga, estoy enferma de odio y de rencor”.
Ya recuperada Marcela viajará a París, vía La Habana y Nueva York, donde conocerá a “los subrrealistas”. Ella misma la responsable del gazapo. “¡Qué imbécil soy! Sub… ¡Qué bruta! Subpiedra debería tener la cabeza. Y qué poca cosa me ha hecho sentir desgraciada: una letra, solo una letra, de una letra dependía mi felicidad y yo no lo sabía”.
Vivir en peligro
La novela de Lupe Marín, “el ímpetu que es toda ella”, dijo José Juan Tablada, tal vez el único que atendió su aparición hace más de ocho décadas, termina con una Marcela consciente de sus realidades. De los misterios, las dudas, los engaños y las falsedades que le tocó experimentar y las que enfrentará con decisión.
“Una vida sin peligros es despreciable. Yo creo que hay que arrojarse a las pasiones para estar seguras de qué tanto se vale. Por ningún motivo debemos conformamos con los méritos que a veces se nos atribuyen, es un falso halago para nuestra vanidad, en el que solo los idiotas creen, y que nosotras no debemos considerar verdad, sino hasta comprobarlo”.
Ojalá pronto, y algo que bien puede realizar la UNAM en su colecciónVindictas, se rescateUn día patrio, novela donde de acuerdo a la misma Poniatowska (Dos veces única), la autora arremete contra intelectuales y periodistas críticos de La única, a quienes trata de gatos.
“Lo esencial es dorar la píldora, hasta los gatos saben esto. ¿Qué usted nunca jugó de pequeño con tierra? ¿No vio qué discreta e inteligentemente cubren los gatos… lo que desean cubrir?”.
Guadalupe Marín, La única, UNAM, México, 2021, 148 pp.
* @mauflos