“Nuestro mundo está en riesgo y paralizado; las desigualdades aumentan y los retos se extienden”, advierte el líder de la ONU

“No nos hagamos ilusiones. Navegamos aguas turbulentas. Se avecina un invierno de descontento a escala mundial. La crisis del costo de la vida está haciendo estragos. La confianza se desmorona. Las desigualdades se disparan. Nuestro planeta está ardiendo”, advierte António Guterres al pleno de la Asamblea General de la ONU, y llama a los Estados a buscar soluciones comunes a los problemas comunes, trabajando en unidad, “como naciones unidas”

“Las plataformas de redes sociales se basan en un modelo que monetiza la indignación, la ira y la negatividad; compra y vende datos para influenciar nuestro comportamiento”, afirma António Guterres en la apertura de la Asamblea General de la ONU

Redacción Círculo Rojo

Nuestro mundo está en peligro y paralizado; las desigualdades aumentan y los retos se están extendiendo, sentenció este martes el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

Durante su discurso de apertura de la Asamblea General de la ONU, António Guterres, aseguró que aún hay esperanza, pero sus palabras reflejaron un mundo tenso y preocupado.

Mencionó la guerra en Ucrania y el aumento de conflictos en todo el planeta, la emergencia climática, la grave situación financiera de los países en vías de desarrollo y los contratiempos en los objetivos de Naciones Unidas para 2030, incluyendo poner fin a la pobreza extrema y brindar educación de calidad a todos los niños.

Advirtió sobre lo que describió como un bosque de señales de alerta en torno a las nuevas tecnologías, a pesar de prometer avances para curar enfermedades y conectar a las personas.

Guterres señaló que las plataformas de redes sociales se basan en un modelo que monetiza la indignación, la ira y la negatividad y compra y vende datos para influenciar nuestro comportamiento. Aseguró que la inteligencia artificial está poniendo en riesgo la integridad de los sistemas informáticos, los medios de comunicación y la democracia misma.

Precisó que el mundo carece siquiera de un esbozo de arquitectura global para lidiar con las consecuencias de las nuevas tecnologías debido a las tensiones geopolíticas.

En un auditorio que acoge nuevamente a jefes de Estado y de Gobierno tras dos años de debate virtual a causa de la pandemia de Covid-19, António Guterres pasó revista de las grandes crisis que asolan a la humanidad.

No nos hagamos ilusiones. Navegamos aguas turbulentas. Se avecina un invierno de descontento a escala mundial. La crisis del costo de la vida está haciendo estragos. La confianza se desmorona. Las desigualdades se disparan. Nuestro planeta está ardiendo, apuntó.

Estas realidades, apuntó, generan gran sufrimiento en la gente, especialmente en los más vulnerables que siempre llevan la peor parte.

Un mundo paralizado

La Carta de las Naciones Unidas y los ideales que representa están en peligro. Tenemos el deber de actuar, urgió el líder de la Organización de las Naciones Unidas.

Sin embargo, lamentó, el mundo está paralizado: Estamos estancados en una disfunción global colosal. La comunidad internacional no está preparada ni dispuesta a afrontar los desafíos enormes y dramáticos de nuestra era. Estas crisis amenazan el futuro mismo de la humanidad y el destino de nuestro planeta, señaló.

Guterres se refirió a las divisiones geopolíticas que socavan al Consejo de Seguridad, el derecho internacional, la confianza en las instituciones democráticas y todas las formas de cooperación internacional. No podemos seguir así, puntualizó, aludiendo a la guerra en Ucrania y a la multiplicación de los conflictos en el mundo.

Advirtió sobre la peligrosa dirección que toman las relaciones internacionales: En un momento dado, parecían encaminarse hacia un mundo del G-2; pero ahora corremos el riesgo de terminar con el G-nada: ni cooperación, ni diálogo, ni solución colectiva de los problemas.

El titular de la ONU citó la destrucción generalizada y las graves violaciones del derecho internacional que ocurren en el marco de la guerra en Ucrania, y calificó de inquietantes los informes sobre las tumbas en Izyum.

No obstante, consideró que existen algunos rayos de esperanza, entre ellos el arraigo del proceso de paz en Colombia.

Cambio climático, relegado a un segundo plano

Al hablar de la crisis climática, Guterres aseveró que es el problema que define nuestra época. Debe ser la prioridad de todos los gobiernos y organizaciones. Sin embargo, está siendo relegada a un segundo plano, a pesar del abrumador apoyo de la opinión pública, deploró.

Estamos abocados a un desastre climático. Lo vi hace poco con mis propios ojos en el Pakistán, donde un tercio del país ha quedado sumergido por un monzón de una furia desmedida. Lo estamos viendo por doquier, insistió.

Recordó que ninguna región está indemne y sostuvo que lo sucedido hasta ahora no es nada comparado con lo que vendrá. Los veranos más tórridos de hoy pueden ser los más frescos el día de mañana. Perturbaciones climáticas que acontecen una vez en la vida se pueden convertir pronto en fenómenos que suceden una vez al año.

El Secretario General de la ONU, afirmó que la crisis climática es un paradigma de la injusticia moral y económica en la que los países del G-20 generan el 80 % de todas las emisiones, pero los más pobres y vulnerables -que son quienes menos han contribuido a la crisis-, están soportando sus repercusiones más brutales.

Hay que exigir responsabilidades a las empresas de combustibles fósiles y a quienes promueven sus intereses: bancos, fondos de capital privado, gestores de activos y otras instituciones financieras que siguen invirtiendo y avalando la contaminación por carbono, puntualizó.

En este sentido, exhortó a todas las economías desarrolladas a gravar los beneficios extraordinarios de las empresas de combustibles fósiles.

António Guterres, abogó por una reforma estructural del sistema financiero mundial, creado por los países ricos para servir a sus intereses, en vista de que acentúa y consolida las desigualdades.

Busquemos soluciones comunes a los problemas comunes, sobre la base de la buena voluntad, la confianza y los derechos compartidos por todos los seres humanos. Trabajemos como una unidad, como una coalición del mundo, como las naciones unidas, concluyó el Secretario General.

(Fuente Agencias)