El absolutismo presidencial
La fiesta mexicana que nos une cada año, esta vez tuvo un mensaje diferente. Un palco en Palacio Nacional donde las grandes ausentes fueron las cabezas de los otros poderes. La ministra presidenta Norma Piña, la presidenta de la Cámara de Diputados, Marcela Guerra y Ana Lilia Rivera presidenta del Senado no fueron invitadas a la ceremonia. En cambio, el Ejecutivo disfrutó de su penúltimo grito, mostrándose como símbolo del poder político absoluto
Por: Sebastián Godínez Rivera
El pasado 16 de septiembre México cumplió un año más de vida independiente; sin embargo, en estos últimos cinco años hay muchas cosas que se asimilan más al pasado autoritario que a la incipiente democracia que vivimos a principios de este siglo. Muchos mexicanos y mexicanas celebran la erosión de la democracia, la debilidad institucional y el gobierno ejercido por un líder autoritario, por eso quiero invitarles a reflexionar sobre esta forma de ejercer el poder.
La fiesta mexicana que nos une cada año, esta vez tuvo un mensaje diferente. Un palco en Palacio Nacional donde las grandes ausentes fueron las cabezas de los otros poderes. La ministra presidenta Norma Piña, la presidenta de la Cámara de Diputados, Marcela Guerra y Ana Lilia Rivera presidenta del Senado no fueron invitadas a la ceremonia. En cambio, el Ejecutivo disfrutó de su penúltimo grito, mostrándose como símbolo del poder político absoluto.
No es nuevo el desprecio del presidente hacia los otros poderes, en el caso específico del Poder Judicial declaró saben que no tenemos buenas relaciones, por eso no fueron invitados, las palabras deberían preocuparnos ya que denota su verdadera visión de país, el cual es el presidencialismo absolutista. Como politólogo, los términos presidencialismo y absolutismo pueden parecer antagónicos; sin embargo, la forma en la que los utilizo hace referencia a un gobierno sin contrapesos.
En México conocemos bien lo que es el hiperpresidencialismo, teorizado por Jorge Carpizo y Diego Valadés, el cual fue característico del siglo XX. No obstante, desde que México instrumentó la ceremonia del Grito, en 1864 con el emperador Maximiliano de Habsburgo y luego fue retomado durante el Porfiriato en 1873, los Poderes de la Unión siempre habían estado presentes en cada celebración.
Principalmente durante los años de la transición (1997-2018), cuando el gobierno estuvo dividido entre la oposición y el oficialismo, a la ceremonia asistían las cabezas de los poderes. El 2023 será recordado como el año en el que el presidente despreció a los otros poderes; la Suprema Corte por haber declarado inconstitucional la militarización, la reforma electoral y avalar que el INAI funcionara con cuatro comisionados.
El proyecto de la Cuarta Transformación, busca restablecer un partido y gobierno hegemónico, sus intenciones son reconstruir el presidencialismo autoritario y con ello sofocar la pluralidad. Aquí reside la esencia del absolutismo, que si bien es un concepto relacionado a la monarquía y la era de los reyes como Luis XIV de Francia o Enrique VIII de Inglaterra. Para efectos de este texto, denomino absolutismo a la actitud adoptada durante la conmemoración del 15 de septiembre, la cual fue de desprecio a la división de poderes, a la pluralidad y a los contrapesos.
La literatura especializada puede exponer varios ejemplos, incluso pueden ser comparados con el presidencialismo mexicano. Monarcas, reinas, zares o emires que gobernaban sin contrapesos; los presidentes del autoritarismo no distaban mucho de ellos, la única barrera a su poder era el tiempo, los mandatarios contaban con un poder omnipotente y omnipresente durante seis años solamente, luego debían traspasar el mando a sus sucesor. Incluso algunos periodistas como Roberto Blanco Moheno documentaron el dicho popular de ¿Qué hora es?, la que usted diga señor presidente, lo que desnudaba la voluntad absolutista del ejecutivo mexicano y el sometimiento de los poderes, políticos y actores sociales al deseo presidencial.
Incluso otros autores de novelas han retratado esta forma de actuar no solo en México sino en todo el mundo, por ejemplo, Carlos Fuentes y La Silla del Águila; El Señor Presidente de Miguel Ángel de Asturias; La Fiesta del Chivo de Mario Vargas Llosa; Rudyard Kipling en El Libro de las Tierras Vírgenes; o Lewis Carrol en Alicia en el País de las Maravillas. Cada una de las novelas mencionadas con anterioridad, desnudan el autoritarismo y las pasiones humanas del ejercicio del poder sin contrapesos.
Como amantes de la lectura, estos libros deben recordarnos la necesidad de la división de poderes, lo valioso de la libertad y lo que puede provocar un liderazgo unipersonal. Mientras que del lado de las Ciencias Sociales, Perry Anderson en El Estado Absolutista; o el Leviatán de Thomas Hobbes retratan la dureza con la que se ejerció el poder en monarquías absolutistas, pero que no distan mucho de la era de oro del autoritarismo mexicano (1929-1997) y la cual ha buscado regresar durante el sexenio de la autodenominada Cuarta Transformación.
Sebastián Godínez Rivera
Sebastián Godínez Rivera es licenciado en Ciencias Políticas y Sociales. Cursó un diplomado en Periodismo en la Escuela de Periodismo Carlos Septién. Fue profesor adjunto en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM. Actualmente, es columnista en Latinoamérica21, Politicx y conductor del programa de radio Café, política y algo más.
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