Cuatro debates presidenciales para la historia

En 1994, México tendría su primer debate presidencial televisado, ya que el país aún era gobernado por el PRI; sin embargo, las condiciones habían cambiado ya que la oposición se había fortalecido, el partido sufría un gran desgaste y la sociedad civil se convertía en un contrapeso al poder. Los candidatos que debatieron fueron Diego Fernández de Cevallos (PAN); Ernesto Zedillo Ponce de León ( PRI); y Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano (PRD)

Por: Sebastián Godínez Rivera

El INE ha anunciado que se realizarán tres debates presidenciales y dejó abierta la posibilidad de que se realicen algunos otros, pero antes deberá hablarse con los representantes de los partidos políticos. En México se ha cuestionado mucho el esquema manejado a nivel nacional y local, si analizamos la función de los debates este tiene el objetivo de intercambiar ideas, contraponer propuestas y presentar las agendas de las y los candidatos.

Con la diversificación de los medios de comunicación masiva, los medios tradicionales no son la única forma para dar seguimiento a estos ejercicios. A continuación expondré algunos ejemplos de los debates que han marcado la historia política del mundo y de México, para que los lectores cuestionen y entiendan la necesidad que estos tienen en democracia.

Uno de los más famosos se dio en 1960 en Estados Unidos cuando los aspirantes John F. Kennedy, del Partido Demócrata y Richard Nixon, del Partido Republicano se enfrentaron. Para la comunicación política es uno de los más relevantes debido a que fue el primer debate transmitido por la televisión, lo cual cautivó al electorado. El ver en la pantalla chica  a dos candidatos presidenciales debatiendo, no solo se convirtió en una nueva forma de hacer política, sino que se volvió un área de estudio y oportunidad de los politólogos y comunicólogos.

De acuerdo a las encuestas, quienes vieron el debate por la televisión, dieron por ganador a Kennedy, quien emitió una imagen de seguridad, tranquilidad, sumado a su juventud. Mientras quienes lo escucharon por la radio, el ganador fue Nixon debido a sus respuestas, tono de voz y seguridad. Los medios de comunicación se volvieron herramienta de la democracia y este modelo comenzó a ser replicado en varios países.

En 1988, Francia fue ejemplo del debate político, los galos son conocidos por la cordialidad y elegancia de sus palabras. Sin embargo, para esa elección el presidente Francois Mitterrand y el primer ministro Jacques Chirac participaron en un debate histórico. El Jefe de Estado se refería como primer ministro a su contrincante, pero fue Chirac quien declaró  permítame decirle que esta noche no soy el primer ministro ni usted es el presidente de la República. Somos dos candidatos iguales que se someten a juicio del pueblo francés. Permítame que lo llame señor Mitterrand.

Retomo esa frase, porque es una de las que más ha marcado un debate; además, es muy reveladora debido a que desnuda a los actores políticos del cargo y los muestra como solo dos personas que compiten en una elección. El debate duró un poco más de dos horas y en él se intercambiaron propuestas, críticas y visiones de país pero no fue suficiente para que Chirac se posicionara sobre Mitterrand y el último logró la reelección.

En 1994, México tendría su primer debate presidencial televisado, ya que el país aún era gobernado por el PRI; sin embargo, las condiciones habían cambiado ya que la oposición se había fortalecido, el partido sufría un gran desgaste y la sociedad civil se convertía en un contrapeso al poder. Los candidatos que debatieron fueron Diego Fernández de Cevallos (PAN); Ernesto Zedillo Ponce de León ( PRI); y Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano (PRD).

De acuerdo a los analistas de la época, el que mostró mayor seguridad y respuestas concretas fue Fernández de Cevallos, mientras que Ernesto Zedillo se enfocó en respuestas técnicas y poco confrontativas. Por último, Cárdenas fue el perdedor ya que los analistas consideraron que no pudo responder a los ataques, sus propuestas no eran concisas y su discurso era emitido de una forma lineal que no generaba interés en el electorado.

También en 1994, Brasil tendría uno de sus debates más emblemáticos; si bien participaron 7 candidatos, los que marcaron el debate fueron el centroizquierdista Enrique Cardoso y Luiz Inácio Lula Da Silva de izquierda. Ambos buscaban una salida para la crisis política y económica que vivía el país. Sin embargo, la juventud de Lula y un discurso radical cautivaron a los electores más jóvenes. Mientras que Cardoso, un sociólogo y estudioso de la teoría de la dependencia, apostaba por la liberalización y políticas que abrieran el país al mundo.

Asimismo, durante el siglo XXI también ha habido debates que han estado marcados por la polarización de dos visiones, por ejemplo, Trump-Clinton (2015); Trump-Biden (2020), Lula-Bolsonaro (2022); Le Pen-Macron (2017) y (2022); Macri-Fernández (2019) por mencionar algunos ejemplos.

Como podemos ver los debates han marcado la historia política de varias naciones, pero su importancia en democracia reside en la necesidad de promover un voto informado, el conocimiento de los candidatos y sobre todo fortalecer el diálogo, pilar de la democracia. En el caso mexicano, es cierto que los esquemas son restrictivos y en algunos casos se asimilan más a ponencias que a un intercambio de ideas.

Debemos exigir que se eleven la calidad de estos en los cuales se expongan ideas, visiones y permitan que las y los electores ejerzan un voto de acuerdo a las propuestas y simpatías. Quizá deberíamos revisar más a detalle la historia de los debates mexicanos e identificar que han estado marcados por ocurrencias, chistes o propuestas simples que no abonan al fortalecimiento de la democracia.

Los debates son parte de las conquistas democráticas que logró la ciudadanía y que se han vuelto parte de nuestra democracia, la transición, la alternancia y el pluralismo. Considero que no deberíamos preguntarnos ¿debates para qué?, sino ¿qué debates queremos y cómo?

Sebastián Godínez Rivera

Sebastián Godínez Rivera es licenciado en Ciencias Políticas y Sociales. Cursó un diplomado en Periodismo en la Escuela de Periodismo Carlos Septién. Fue profesor adjunto en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM. Actualmente, es columnista en Latinoamérica21, Politicx y conductor del programa de radio Café, política y algo más.

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