El gran encuestador: imposición de candidaturas en las gubernaturas 2024
Conceptualmente Morena es un partido personalista que se ha consolidado como primera fuerza política, esto se debe al carisma de López Obrador que es líder nato del partido, así como en los años de la hegemonía priista. No obstante, el partido guinda cuenta con un bajo nivel de institucionalización, es decir, su integración a través de tribus que son herencia del Partido de la Revolución Democrática (PRD) y muestra de ello es la ruptura entre Marcelo Ebrard-Morena que ahora amenaza con hacer modificaciones al presupuesto de egresos del próximo año
Por: Sebastián Godínez Rivera
Ha iniciado la cuenta regresiva para que Andrés Manuel López Obrador deje el poder; sin embargo, se niega a dejar el poder y el liderazgo de Morena al punto de querer imponer a la candidata presidencial y las candidaturas para las gubernaturas. Este es un nuevo comportamiento dentro de la política mexicana y un caso que los politólogos no podemos dejar pasar.
Conceptualmente Morena es un partido personalista que se ha consolidado como primera fuerza política, esto se debe al carisma de López Obrador que es líder nato del partido, así como en los años de la hegemonía priista. No obstante, el partido guinda cuenta con un bajo nivel de institucionalización, es decir, su integración a través de tribus que son herencia del Partido de la Revolución Democrática (PRD) y muestra de ello es la ruptura entre Marcelo Ebrard-Morena que ahora amenaza con hacer modificaciones al presupuesto de egresos del próximo año.
Asimismo, autores como Angelo Panebianco u Otto Kirchheimer reconocen que los partidos políticos con un bajo nivel de institucionalización tienden a responder a un liderazgo carismático. En el caso mexicano, de acuerdo con varias encuestas Morena se posiciona como el principal partido rumbo al 2024 y esto ha sido suficiente para que el inquilino de Palacio Nacional busque seleccionar las candidaturas a las gubernaturas.
No obstante, extralimitar su poder conllevaría a dividir y generar malestar dentro del partido. Es bien sabido que las encuestas son la modernización de la facultad metaconstitucional del Ejecutivo para elegir a su sucesor, mejor conocido como dedazo. El gran elector vive en Palacio Nacional y aunque cuenta con la fuerza política para imponer candidaturas, el mandatario ignora que no estará en la boleta del próximo año.
Incluso el presidente nacional de Morena, Mario Delgado, lo ha dicho es la primera vez que iremos a una elección sin el presidente en la boleta. Aquí reside la esencia del partido personalista, AMLO es el motor de Morena no solo por su carisma, sino por su constante campaña ilegal anticipada y el uso clientelar de los programas sociales. Nadie niega la simpatía que despierta López Obrador en el electorado, sin embargo, también ha servido como barrera para evitar que otros liderazgos crezcan y desarrollen su propia personalidad.
En las ocho gubernaturas y la Jefatura de Gobierno que estarán en juego, resultarán ganadores de la encuesta aquellos que se mimeticen con la retórica presidencial y demuestren su lealtad ciega al lopezobradorismo. Quizá en estos escenarios los perdedores podrían jugar en contra al oficialismo y generar descalabros importantes. El principal ejemplo está en la capital del país el candidato de Claudia Sheinbaum para la Jefatura, es Omar García Harfuch, mientras que la candidata del presidente es Clara Brugada. El resultado en la capital definirá el rumbo de las gubernaturas, ya que se comprobará si la Coordinadora de los Comités de la 4T recibió el bastón de mando o solo el bastón.
López Obrador se mantendrá como el principal actor político rumbo al 2024, continuará haciendo campaña para que su partido arrase en las urnas. La Ciencia Política permite hacer prospectiva y el proyecto de la 4T es la pretensión hegemónica, donde un partido pretende cubrir con su manto a la sociedad, así como el PRI. Es sabido que en un sexenio no habrá resultados palpables del proyecto, más que la erosión democrática que se ha venido padeciendo.
Incluso me atrevería a decir que si se consolida la imposición de cercanos a López Obrador, entonces se eliminaría la esencia de la representación política y se regresaría al modelo del presidencialismo y el porfirismo en el que el presidente palomeaba los nombres. El personalismo que se sobrepone al partido puede ser dañino tanto para el instituto como para los sectores duros que votan por esa opción.
La única certeza que tenemos es que el presidente no se eclipsará ante las campañas presidenciales, al contrario subirá la apuesta y buscará ser tema de la elección. Entraremos al momento estelar de su carrera, porque a diferencia de las otras tres veces, ahora López Obrador hará campaña desde el poder. Su terreno ideal es el electoral, no el ejercicio del gobierno en el cual ha fracasado.
Vuelven los fantasmas del pasado, cuando en 2005 el entonces presidente Vicente Fox intervino en la contienda presidencial para perjudicar a López Obrador y a raíz de esto se establecieron nuevos candados para los funcionarios públicos. Ahora estos incomodan al poder y son violados constantemente. El populismo oficial ha sobrepasado los límites de la ley, la ha descalificado y ahora busca reformarla.
Sebastián Godínez Rivera
Sebastián Godínez Rivera es licenciado en Ciencias Políticas y Sociales. Cursó un diplomado en Periodismo en la Escuela de Periodismo Carlos Septién. Fue profesor adjunto en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM. Actualmente, es columnista en Latinoamérica21, Politicx y conductor del programa de radio Café, política y algo más.
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