El pueblo no existe

El pueblo no existe, ya que con este término concibe de una forma homogénea a la ciudadanía, lo cual es un sesgo no sólo técnico sino de realidad. Tratar a toda la gente como un igual es un error, ya que cada uno tiene sus particularidades y diversas necesidades. Asimismo, el contexto en el cual se utiliza también es una forma de infantilizar a la gente, ya que el pueblo es tutelado por un líder paternalista

Por: Sebastián Godínez Rivera

La primera semana del 2024 estuvo marcada por varios hechos bélicos, políticos y la violencia en México y el Mundo. Desde el primer minuto del nuevo año, los ataques entre Hamás e Israel, las amenazas de Corea del Norte sobre eliminar a los Estados Unidos, los bombardeos entre Rusia-Ucrania y las disputas territoriales en África dieron de qué hablar.

Mientras tanto en México, las presiones de la fiscal de la Ciudad de México, Ernestina Godoy, para que convoquen a un periodo extraordinario y sea ratificada, el primer gasolinazo del 2024, la aparición de la nuevo propaganda de Movimiento Ciudadano y la violencia al alza en entidades como Tabasco, Michoacán o Tamaulipas fueron hechos que marcaron la primer semana del año.

Sin embargo, hubo uno en especial y al cual hay que tomarle mucha atención porque será parte del contexto político-electoral 2024. La llegada de Lenia Batres a la Suprema Corte, fue la primera designada por el ejecutivo desde 1994, ya que el Senado no logró ponerse de acuerdo para elegir a alguien. En su primera intervención Batres llegó con la espada desenvainada y criticó los excesos, la supuesta sumisión de la Constitución ante la Corte y agregó que defiende la propuesta de reforma judicial.

Asimismo, agregó que la gente la ha llamado la ministra del pueblo y eso la enorgullece. Lenia Batres es la muestra de que será una ministra parcial o militante al igual que Yasmín Esquivel y Loretta Ortíz, anteponiendo su servilismo al presidente que la defensa del estado de derecho. Ahora bien, esa frase de la ministra del pueblo tiene un trasfondo que debe ser analizado, ya que al hablar del pueblo se hace referencia al presidente y a continuación explicaré la razón.

Dentro de la Ciencia Política el pueblo es uno de los elementos utilizados por los líderes populistas para mimetizarse con un sector de la población y ganar sus simpatías. Autores como Nadia Urbinati, Anne Applebaum, Chantal Desol, Roger Bartra o Arent Liphart, mencionan que el pueblo es un concepto utilizado para polarizar y dividir a las sociedades, ya que el personaje se convierte en una encarnación y voz del pueblo.

El pueblo no existe, ya que con este término concibe de una forma homogénea a la ciudadanía, lo cual es un sesgo no sólo técnico sino de realidad. Tratar a toda la gente como un igual es un error, ya que cada uno tiene sus particularidades y diversas necesidades. Asimismo, el contexto en el cual se utiliza también es una forma de infantilizar a la gente, ya que el pueblo es tutelado por un líder paternalista.

En cambio si se hablara de ciudadanía, este concepto rompe con el populismo y el paternalismo, las y los ciudadanos son libres, pensantes, cuestionan, vigilan al gobierno y no necesitan de un tutelaje. Hablar del pueblo es demagógico porque desde un alto puesto como la presidencia y ahora un asiento de la Corte se decide quiénes son o no parte de ese pueblo.

En los discursos de Batres y López Obrador, ellos identifican al pueblo como todos aquellos sectores que avalan sus ataques, descalificaciones, amenazas, erosión democrática y otras acciones que a su propia concepción son parte de una transformación.

Empero, en un discurso desde la Suprema Corte, hablar del pueblo busca crear una imagen de que no se viene de una élite, se viene de abajo y buscará velar por los desfavorecidos. No obstante, cuando se habla del pueblo se hace referencia a López Obrador ya que él se concibe como fuente, voz y representación de este sector.

Como sociedad es importante que dejemos de hablar del pueblo, ya que es un concepto erróneo y que no existe, incluso desde la misma Ciencia Política no ha podido ser definido. Algunos estudiosos como Ernesto Laclau, Chantal Mouffe o Antonio Negri, han tratado de hacerlo y automáticamente le asignan características de izquierda. En libros como: la Razón populista, Hegemonía y estrategia socialista o Imperio

Incluso han desarrollado tratados sobre el populismo de izquierda, entendido cómo el que empodera al pueblo, frente a su contraparte de derecha que responde a los grandes intereses neoliberales. Ahora bien, al analizar discursos de populistas el pueblo es una palabra que siempre aparece desde que las sociedades modernas comenzaron a formarse, por ejemplo:

  1. Calígula cuando asumió la titularidad del Imperio Romano regaló monedas al pueblo, para ganar su aprobación y respaldo, lo cual lo hizo de los tiranos más queridos.
  2. Getulio Vargas en Brasil, Lázaro Cárdenas de México y Juan Domingo Perón en Argentina durante los años 30 del siglo XX, hablaban del pueblo organizado y colectivizado para desarrollar sus naciones.
  3. En el siglo XXI Evo Morales en Bolivia, Hugo Chávez y Nicolás Maduro en Venezuela, Lula Da Silva en Brasil, los Kirchner en Argentina, Rafael Correa en Ecuador, José Mujíca en Uruguay, Daniel Ortega en Nicaragua o los Castro en Cuba, siempre hablaron del pueblo como un actor fundamental de sus plataformas políticas. Crearon en el imaginario político que el pueblo es el humilde, que apenas le alcanza para vivir, pero que es capaz de anteponer su bienestar individual en aras de mejorar el país.
  4. Durante la segunda década del siglo XXI, han aparecido nuevos populistas como López Obrador; Trump en Estados Unidos; Nayib Bukele en El Salvador; Viktor Orbán en Hungría; Jair Bolsonaro en Brasil; o Recep Tayyip Erdogan de Turquía quienes hablan del pueblo cómo aquel que apoya la transformación y se enfrenta al establishment y en algunos casos apoya la erosión democrática en aras de la transformación.

Cómo podemos ver los populistas de varias latitudes y en diversos tiempos han hecho uso de este concepto. Ahora en el caso particular de México: 1) el presidente se concibe como la fuente del pueblo y una personificación de éste; y 2) en el caso de la ministra se autonombra del pueblo y con ello busca abanderar una suerte de populismo judicial como lo explican Anya Bernstein y Glen Staszewski.

Sebastián Godínez Rivera es licenciado en Ciencias Políticas y Sociales. Cursó un diplomado en Periodismo en la Escuela de Periodismo Carlos Septién. Fue profesor adjunto en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM. Actualmente, es columnista en Latinoamérica21, Politicx y conductor del programa de radio Café, política y algo más.

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