De credenciales y transiciones

La credencial es una conquista de la ciudadanía y es un símbolo de la transición democrática mexicana, El Instituto Federal Electoral (IFE) nació en 1990, como autoridad electoral administrativa, pero antes de 1991 apareció el primer documento para poder votar y se llamó comprobante de inscripción, en ese entonces no contaba con ningún elemento de seguridad y tampoco con fotografía

Por: Sebastián Godínez Rivera

El pasado 22 de enero, México presenció la formación de largas filas de ciudadanos que querían tramitar, renovar o actualizar su credencial de elector o el INE. En redes se suscitaron polémicas sobre la extensión de plazos, organizaciones sociales emitieron comunicados pidiendo la prórroga del trámite y algunos otros sectores criticaron la negativa de ampliar el tiempo, argumentando que se trataba de una estrategia para perjudicar a alguna candidatura.

La realidad es que la campaña de credencialización inició desde 2023 y culminó el 22 de enero. Lamentablemente las y los mexicanos cuando se les entrevistaba respondían que fue parte de la cultura de dejar todo al último, habría que hacer un estudio sociológico para comprobar si esto es un factor cultural o una actitud de desidia. La realidad es que la credencial para votar se ha convertido en un documento esencial para realizar trámites.

La credencial es una conquista de la ciudadanía y es un símbolo de la transición democrática mexicana, El Instituto Federal Electoral (IFE) nació en 1990, como autoridad electoral administrativa, pero antes de 1991 apareció el primer documento para poder votar y se llamó comprobante de inscripción, en ese entonces no contaba con ningún elemento de seguridad y tampoco con fotografía.

Luego, a mediados de 1991 apareció un documento con siete candados de seguridad y se le llamó formato de transición o también era conocida como credencial naranja y ésta tampoco contaba con fotografía. En ese entonces el IFE era presidido por el Secretario de Gobernación y no tenía autonomía constitucional, el padrón de electores seguía en manos del gobierno y el país aún era gobernado por un partido hegemónico, el PRI.

En 1992 se creó la primera credencial y por primera vez tenía la fotografía del portador, y se incluyeron nueve candados de seguridad. Este documento se utilizó hasta 2001 y estuvo marcado por la transición política, ya que se utilizó en las elecciones federales de 1994 cuando Ernesto Zedillo ganó la Presidencia. Asimismo, fue una herramienta válida para las elecciones intermedias de 1997 cuando el PRI, por primera vez, perdió la mayoría en la Cámara de Diputados.

Sin embargo, no se puede ignorar que en 1996 se realizó la reforma que ciudadanizó por completo y el gobierno dejaba el Consejo General. La credencial de 1993 presenció la llegada del primer presidente ciudadano del IFE, José Woldenberg Karakowsky.El documento también presenció la primera alternancia en el año 2000 con la llegada de Vicente Fox y la derrota del PRI por primera vez en más de 71 años.

En 2001, la credencial volvió a cambiar debido a que los nuevos tiempos políticos y la aparición de una incipiente democracia, exigía mayor seguridad en los documentos electorales. La credencial ahora tenía una fotografía digital de acuerdo a los estándares internacionales y aún mantenía los  nueve candidatos de seguridad. Mientras tanto el país creía que la alternancia era sinónimo de la solución de todos los problemas que México arrastraba a consecuencia del PRI.

Esta credencial fue utilizada para las elecciones intermedias de 2003 cuando el PRI recuperó su estatus de primera minoría en el Congreso federal y entonces el presidente Vicente Fox anunció que estaba listo para dejar el poder y retirarse a su rancho San Cristóbal. Por otro lado, el documento presenció la polarización del proceso electoral 2005-2006, los señalamientos de fraude y las acusaciones contra el IFE, a seis años de la primera alternancia, las elecciones despertaban al México bronco.

Los señalamientos de embarazo de urnas, compra de votos y duplicidad de credenciales electorales fueron argumentos fuertes para que la autoridad electoral reforzara los controles de seguridad e hiciera modificaciones a la credencial. En 2008 se agregó la CURP al frente, se cambió el sitio de la fotografía al lado izquierdo, de acuerdo a la normativa internacional y se agregaron 20 candados de seguridad.

Por aquellos años, México gozaba los albores de la alternancia, todos los partidos políticos ganaban y perdían elecciones, el sistema electoral se había reformado en materia de comunicación y el PRI, PAN y PRD se habían constituido en un sistema multipartidista moderado, ya que eran las principales fuerzas políticas del país. Mientras tanto el IFE trató de reponerse de la pérdida de credibilidad para brindar certeza y certidumbre a las y los electores.

Fue hasta 2012 cuando el partido tricolor regresó a la Presidencia y en su retórica presumía de contener un proyecto para un México moderno, entre ellos una reforma electoral. El objetivo era elevar los estándares de las elecciones y nacionalizar el sistema electoral; estos cambios repercutirían en la credencial para votar. Primero porque el IFE cambió su nombre a Instituto Nacional Electoral (INE), por ende, el nombre de la credencial cambió.

Con la reforma electoral la credencial tuvo sus últimos cambios, los elementos de seguridad se extendieron a 25, entre ellos la aparición del código QR. Los cambios que ha sufrido la credencial se deben a la constante desconfianza de las y los mexicanos tienen hacía el gobierno y los partidos políticos, y es por eso que el instituto se ha enfocado cada vez más en reforzar las credenciales.

La historia de la credencial está marcada por los eventos políticos que han sido relevantes o han puesto en duda el ejercicio de la función electoral. Además, este documento se ha convertido en la identificación por excelencia de México, puesto que a diferencia de otros países como Chile, Argentina o Brasil quienes utilizan cédulas de identificación, pero no son reconocidos como documentos oficiales de reconocimiento.

Sebastián Godínez Rivera es licenciado en Ciencias Políticas y Sociales. Cursó un diplomado en Periodismo en la Escuela de Periodismo Carlos Septién. Fue profesor adjunto en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM. Actualmente, es columnista en Latinoamérica21, Politicx y conductor del programa de radio Café, política y algo más.

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