El M-19 y la Corte Suprema 1985-2024

Por: Sebastián Godínez Rivera

Colombia ha estado inmersa en la polarización desde que Gustavo Petro asumió el primer presidente de izquierda del país. Su estilo no dista mucho de algunas otras figuras de izquierda como la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner, Rafael Corre de Ecuador, Andrés Manuel López Obrador de México o Evo Morales de Bolivia. Al hablar del estilo se hace referencia al discurso radical y en algunos casos polarizante que utilizan estos líderes.

Petro, se formó dentro de la izquierda guerrillera ya que perteneció al M-19, organización rebelde que surgió en 1970 cuando ganó la presidencia Misael Pastrana. Difundían la ideología de izquierda y su actuar estaba marcado por el robo de insumos, asalto a vehículos, entre uno de sus actos más recordados fue el robo de la espada de Bolívar (1974) y el asalto al edificio de la Suprema Corte (1985) la cual terminó con el asesinato de los magistrados de la Suprema Corte y la desaparición de 11 personas.

Historiadores como David Bushnell han hecho crónicas sobre este evento y relatan que el entonces presidente Belisario Betancourt se negó a negociar para que liberaran a los rehénes. Además, murieron cerca de 100 personas entre los que se encontraban los jueces constitucionales, personal de carrera judicial y empleados de la cafetería y limpieza. El M 19 tiene un historia de violencia, de acuerdo al propio movimiento buscaban impulsar la democracia directa y contrarrestar la ideología conservadora.

Al analizar el concepto teórico de las guerrillas, algunos estudiosos de la Seguridad Nacional como Javier Oliva Posada y Emilio Vizarretea sostienen que son cuerpos armados que tienen una ideología y promueven una reivindicación o varias, lo que los distingue del terrorismo o el crimen organizado los cuales no cumplen con éstas primicias. Después de hacer esta recapitulación, es importante entender la formación de Gustavo Petro de la guerrilla y sus nexos con este grupo, que en 1990 se transformó en Alianza Democrática M-19.

El nuevo partido estuvo formado por miembros de la guerrilla, tiene un origen similar al Frente Sandinista de Liberación Nacional de Nicaragua o el Frente Farabundo Martí de El Salvador. Petro se convirtió en senador de la república, en 2012-2015 fue alcalde de Bogotá y contendió tres veces por la presidencia de la república 2010, 2018 y en 2022 finalmente ganó la primera magistratura del país. Retomar los antecedentes profesionales es importante ya que dice mucho sobre los personajes políticos y su actuar ya cuando tienen el poder.

Una hipótesis es que Gustavo Petro moderó su discurso mientras estuvo en el parlamento y como alcalde, algo similar con el caso de Lula Da Silva en Brasil o Andrés Manuel López Obrador en México durante sus campañas presidenciales en 2012 y 2018. Sin embargo, al asumir el poder Petro se ha caracterizado por confrontar a la población que simpatiza con su gobierno con quienes son críticos, esto se ha materializado al punto que se han hecho marchas para defender a su gobierno convocadas por él mismo.

2. Polarizar sin contemporizar

El presidente colombiano es un líder populista y en algunos casos autoritario, debido a que se ha confrontado y denostado la labor de las y los periodistas, acusándolos de servir al uribismo y la extrema derecha. Por otro lado, las marchas en defensa de su gobierno se han activada a través del discurso o de la posverdad de que están planeando un lawfare contra él.

Los enfrentamientos entre el presidente y el Poder Judicial se han acrecentado, debido a que desde 2023 una investigación arrojó que Petro recibió dinero del crimen organizado para financiar su campaña, a través de su hijo Nicolás. Ante los señalamientos el mandatario respondió que eran inventos de la oposición para derribar a su gobierno y que la derecha estaba molesta porque su agenda gubernamental procuraba a los más pobres. Petro se ha negado a hablar del tema, el cual fue investigado por el entonces fiscal Francisco Barbosa.

La investigación se tradujo en tensiones, aunado a que a pesar de que el ejecutivo ya envió la terna para que la Corte Suprema elija a la persona que encabezará la Fiscalía General, no ha habido consenso entre los jueces. Esto ha generado que el presidente se molesté y sus simpatizantes acusen al máximo tribunal de ser parcial. Al no nombrar a la titular, entonces se designará a una encargada de la fiscalía, Martha Mancera, quien ha dicho que continuará contra las investigaciones.

Mientras tanto, el mandatario ha hecho presión sobre el máximo tribunal a través de sus simpatizantes para que se nombre a alguien de la terna propuesta. Colombia al ser una república tiene una división de poderes que cuenta con un sistema de pesos y contrapesos para evitar que el poder absoluto recaiga en una persona. Sin embargo, los actos de intimidación y polarización por parte del oficialismo vulneran el equilibrio del sistema.

Los simpatizantes del petrismo volvieron a salir a las calles para exigir que la Corte vote una persona de la terna para que ocupe la fiscalía. Si bien las protestas en democracia son válidas, los contingentes que se decían parte del M-19 dejaron de lado el pacifismo y optaron por el enfrentamiento. La policía utilizó extinguidores para dispersarles, la temperatura escaló y los manifestantes rompieron ladrillos y lanzaron piedras.

Los magistrados fueron sacados en helicópteros, debido al miedo y la tensión que se suscitó afuera de la Corte. El fantasma de lo que sucedió en Colombia en 1985 a manos del M-19 ha regresado, ahora un integrante de sus filas gobierna el país y a través de su discurso ha radicalizado a sus simpatizantes. La democracia vive momentos de tensión debido a la división que se vive en el país desde el año 2022 cuando Petro asumió la presidencia.

Los hechos han despertado la preocupación de los magistrados, quienes en voz de su presidente, Gerson Chaverra, condenó los hechos. Mientras que el presidente Petro ha dicho que se realizaron 17 marchas pacíficas y solo hubo 2 incidentes.La minimización de los eventos ocurridos muestra una clara tendencia a avalar la presión por parte de sus seguidores, lo cual no es benéfico para la democracia.

Sebastián Godínez Rivera es licenciado en Ciencias Políticas y Sociales. Cursó un diplomado en Periodismo en la Escuela de Periodismo Carlos Septién. Fue profesor adjunto en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM. Actualmente, es columnista en Latinoamérica21, Politicx y conductor del programa de radio Café, política y algo más.

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