Carol Oates, novelista excepcional

OpCit 29Ene1

Por: Mauricio Flores

La de Norteamérica, es una descomposición que viene de lejos.

No exclusiva de ella, habría que anotar.

Toda sociedad, en diferentes tiempos, empuja a sus integrantes al ejercicio de conductas anómalas que atentan contra sí mismos y contra el conjunto de la colectividad.

Nunca falta entre nosotros el agresor que rompe acuerdos y dificulta la de por sí no siempre tersa relación entre iguales.

Un hombre se sube a un auto, viaja enloquecido durante cinco horas, y termina barriendo a una multitud inerme que nada debe, nada le debe.

Uno más lejano, la mente perturbada y convencido de la voluntad divina, se desempeña como médico visionario y utiliza a sus pacientes para practicar descabelladas cirugías, ensañándose con los padecimientos de las mujeres.

El Carnicero Manos Rojas, quién más, que hacia la segunda mitad del siglo diecinueve sembró el terror entre una gran cantidad de enfermas que se acercaban a él bajo el supuesto de ser el llamado padre de la ginopsiquiatría, recuperado ahora en la más reciente novela de Joyce Carol Oates (Nueva York, 1938).

Con una arquitectura narrativa de grandísima efectividad, Carnicero descubre al lector a un Silas Weir, médico, practicante cristiano, padre de seis hijos, quien llegará a la dirección del Manicomio Estatal de Lunáticas de Trenton, en Nueva Jersey.

Sitio donde comenzará a ejercitarse en la sanación de padecimientos por el mismo catalogados, y a partir de sus propias tesis, tales como la enajenación femenina, determinadas fístulas y más. Todos propios de mujeres de diferente origen, a quienes utiliza como, literalmente, carne de experimento.

Al llegar al hospital, el doctor Silas Weir se cebará en contra de Brigit, una jovencita irlandesa, albina, quien se encuentra debido a ser una sordomuda en tratamiento, luego de que le es robado su hijo al dar a luz.

Los métodos de tratamiento serán cada vez más inhumanos, ante la complicidad de la sociedad lugareña y de la comunidad médica de entonces. Esto al tiempo en que en Norteamérica se multiplicaban las rebeliones y el país se dividía entre abolicionistas y esclavistas.

Dividida en seis partes, Carniceropresenta al lector la manera en que el doctor Silas Weir asciende en el ejercicio de la práctica, aprendiendo de sus maestros cómo ser un matasanos a la vieja Usanza

De ahí nos transporta a la llegada del monstruo al manicomio estatal y donde éste se encontrará en la posición de especular que la sensibilidad al dolor, como cualquier sensibilidad ante cualquier clase de malestar o de injusticia, tiene mucho que ver con la clase social de un paciente.

Conforme su obsesión sobre Brigit aumenta, el doctor apuntalará su idea de que las fuentes de la histeria femenina radican en el útero, ante lo cual no se limitará en la invención de nuevos tratamientos curativos (de verdadero horror).

Lo que sucederá después, no adelantado aquí, se tejerá con la destreza narrativa de Joyce Carol Oates, quien en esta novela despliega inicialmente la explicación del hijo del doctor Silas Weir del porqué de la edición de sus memorias, con las que avanzamos en la primera parte de Carnicero.

Viene después la voz de Brigit, y de ahí la voz de todas las pacientes. Moríamos jóvenes. Pues todas éramos más jóvenes, por edad, que lo que decía nuestro rostro avejentado.

Será la narración de la misma Brigit quien recuerde los alzamientos de los esclavos negros de por entonces, específicamente el de Nat Turner, en Virginia, quien encabezó a decenas de alzados que mataron a más de cincuenta blancos en una sola noche.

(Otra manera de recordar, de rendir homenaje, se podría asegurar, a esa otra gran novela norteamericana, The Confessions of Nat Turner, de William Styron, publicada hace más de cincuenta años).

Descomposición

Descomposición y enfermedad llegarán a sus fines en Carnicero. ¿Llegarán?

…una huérfana no puede preguntar, ¿quién es mi padre?, pues la respuesta son latigazos.

Una huérfana no puede preguntar, ¿eres mi padre?, pues la respuesta son latigazos. Una huérfana no puede preguntar ¿por qué Jesús no me salva?, pues la respuesta son latigazos.

Decir que Joyce Carol Oates ha escrito su mejor novela es difícil. 

Lo impiden Blonde, Mujer de barro, Rey de Picas, Una novela de suspense, Un libro de mártires americanos, Babysitter

Mejor decir que Carnicero es una de las mejores muestras (literatura actual) de la descomposición de una sociedad y sus individuos.

Joyce Carol Oates, Carnicero, Alfaguara, México, 2024, 420 pp.

@mauflos