Rodrigo Duterte ¿El Trump del Este?
El gobierno de Duterte ha sido cuestionado por sus polémicas técnicas de combate al crimen organizado por parte de varias organizaciones de derechos humanos y organizaciones civiles que cuestionan la violanción de derechos. Dos años después el ex presidente no se imaginó que sería aprehendido por la Corte Penal Internacional (CPI) por el crimen de lesa humanidad de asesinato en relación con los homicidios cometidos en la guerra contra las drogas

Por: Sebastián Godínez Rivera

El 11 de marzo el mundo despertó con la noticia de que el expresidente filipino, Rodrigo Duterte había sido detenido por crímenes de lesa humanidad. Este personaje fue polémico y con varios claroscuros, aplaudido por unos y repudiado por otros debido a sus políticas de mano dura contra los traficantes de drogas. Mal llamado el Trump del este, debido a sus declaraciones agresivas.
Declaró que no era creyente de Dios (en un país extremadamente católico); llamó hijo de puta al presidente estadounidense, Barack Obama; amagó con salir de la Organización de las Naciones Unidas (ONU); y llamó a la Unión Europea (UE) hipócritas. Sin embargo, considero que estos eventos no son contundentes para catalogarlo como el Trump filipino, por tres elementos básicos:
- Duterte fue presidente de 2016-2022 y tomó el poder mucho antes que el magnate de Queens;
- Desde que fue alcalde de Davao (1998-2001) tuvo un perfil polémico;
- El ejecutivo llevó a niveles altos el uso de la violencia.
Duterte se forjó una reputación combatiendo algunos de los mayores problemas de Filipinas, la delincuencia, militancia y corrupción en Davao durante sus 22 años como alcalde. Duterte declaró a la BBC que había matado a tiros a tres hombres. Su postura le ganó muchos adeptos y forjó el camino para la presidencia. Sin embargo, esto no lo logró solo, sino que fue con apoyo de la poderosa dinastía Marcos que gobernó a la nación insular desde 1965 a 1986.
Los Marcos y los Duterte se han convertido en símbolos del poder político ya que han cohabitado en el binomio presidencial, en el congreso o en cargos a nivel municipal. Duterte se convirtió en un populista que no es fácil catalogar entre la derecha y la izquierda, pero que tuvo posturas contrarias a su discurso como cuando prometió que iría en moto acuática a una isla en disputa reclamada por ambos países y colocaría una bandera en ella. Pero como presidente, se alejó de Estados Unidos y se acercó a China y Rusia.
La popularidad del ejecutivo filipino se debió a la política de mano dura, Duterte puso de moda el populismo punitivo, es decir, promover penas más duras y fuertes contra sectores que corrompen la paz social. Esto ocurrió mucho antes de que Nayib Bukele se convirtiera en presidente de El Salvador y varios gobiernos de América Latina estudiaran este tipo de modelos agresivos.
Sin embargo, bajo esta línea Duterte aprovechó para limitar la libertad de expresión y atacar a sus adversarios como los senadores Antonio Trillanes y Leila de Lima, fueron encarcelados. Maria Ressa, periodista ganadora del Premio Nobel fue acusada en varios casos judiciales, desde evasión fiscal hasta violaciones relacionadas con la propiedad extranjera debido a sus cuestionamientos por la guerra contra el crimen organizado.
Incluso por su política de mano dura, el propio Duterte admitió públicamente. ¿Soy yo el escuadrón de la muerte? Sí, es cierto, declaró a una televisión local en mayo de 2015. Esto se tradujo en los altos índices de popularidad que tuvo a lo largo de su mandato, osciló entre el 50% y el 60% porque la gente quería resultados en materia de seguridad, que Duterte les dio.
Otro elemento cuestionable de su administración fue que prometió reducir la corrupción, incluyó el lanzamiento de una línea de ayuda donde las personas pueden denunciar sobornos. En 2021, su propio gobierno enfrentó acusaciones de corrupción por contratos multimillonarios otorgados a un proveedor de atención médica. Duterte reaccionó impidiendo que su gabinete asistiera a las audiencias del senado que investigaban el asunto, y no hubo después ninguna acción legal.
En conclusión, el gobierno de Duterte ha sido cuestionado por sus polémicas técnicas de combate al crimen organizado por parte de varias organizaciones de derechos humanos y organizaciones civiles que cuestionan la violanción de derechos. Dos años después el ex presidente no se imaginó que sería aprehendido por la Corte Penal Internacional (CPI) por el crimen de lesa humanidad de asesinato en relación con los homicidios cometidos en la guerra contra las drogas.

Sebastián Godínez Rivera es licenciado en Ciencias Políticas y Sociales. Cursó un diplomado en Periodismo en la Escuela de Periodismo Carlos Septién. Fue profesor adjunto en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM. Actualmente, es columnista en Latinoamérica21, Politicx y conductor del programa de radio Café, política y algo más.
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