López y la sustitución de importaciones

La inspiración del mandatario proviene del siglo XX y del llamado nacionalismo revolucionario, sin embargo, por simple lógica las condiciones materiales y económicas de México eran muy distintas que las actuales. Este tuvo lugar entre 1940 y 1977, periodo en el que el país tuvo su mayor crecimiento económico

Por: Sebastián Godínez Rivera

En el ocaso de su gobierno, el mandatario mexicano ha tratado de dejar otros compromisos para su sucesora; la nueva ocurrencia versa sobre el modelo económico, puesto que solicitó implementar el modelo de Industrialización por Sustitución de Importaciones (ISI). Este tipo de ocurrencias sólo comprueba su ignorancia y nulo entendimiento de la dinámica de las relaciones internacionales. Sobre todo, si se toma en cuenta que durante su estancia en la facultad reprobó economía.

La idea surgió desde la campaña electoral de 2018 cuando López prometió que México crecería al 6% anual y entonces su gobierno sería conocido como el Desarrollo Estabilizador 2.0. La inspiración del mandatario proviene del siglo XX y del llamado nacionalismo revolucionario, sin embargo, por simple lógica las condiciones materiales y económicas de México eran muy distintas que las actuales. Este tuvo lugar entre 1940 y 1977, periodo en el que el país tuvo su mayor crecimiento económico.

Cuando terminó la Segunda Guerra Mundial (1945) México ya mostraba un crecimiento sostenido y un proceso de industrialización desde el sexenio de Manuel Ávila Camacho (1940-1946). La conflagración mundial había hecho que Estados Unidos enviara a sus ciudadanos a combatir con los aliados en Europa y también combatió en Asia. La falta de mano de obra generó un acuerdo entre la Unión Americana y México para que la gente pudiera ir a trabajar.

Además, la producción mexicana de bienes materiales y servicios se incrementó ya que se buscó fortalecer el mercado interno a través del ISI. La derrama económica por la exportación de petróleo, así como la aparición del Estado empresario repercutió en la producción de bienes materiales que eran de buena calidad; con la llegada de Miguel Alemán al poder (1946-1952) esto se incrementó porque quería imitar el american way of life del vecino del norte.

A este periodo histórico se le conoce como el Milagro Mexicano, debido a que el país logró reconstruirse económicamente tras la Revolución Mexicana. Ahora bien, la industrialización y crecimiento se logró al contexto de la guerra, aunado a que en ese entonces, el sistema económico mundial establecido por Keynes era el de Bretton Woods, es decir, se utilizaba el patrón oro-dólar para establecer la riqueza de los países. No había un modelo especulativo como el de ahora.

Asimismo, las economías de la mayor parte de los países no estaban interconectadas como hoy en día; y debido al crecimiento económico de México este tenía una independencia económica. Los sucesivos gobiernos de Adolfo Ruiz Cortines (1952-1958), Adolfo López Mateos (1958-1964) y Gustavo Díaz Ordaz (1964-1970) continuaron con la sustitución de importaciones. En ese entonces el contexto global continuaba favoreciendo a México debido a la Guerra Fría (1946-1991), conflicto entre Estados Unidos y la Unión Soviética en el que competían por la hegemonía del mundo.

México se comprometía a adoptar el modelo capitalista y no unirse al socialismo, mientras Estados Unidos respetara la soberanía. Durante ese largo periodo el país mantuvo su crecimiento, pero fue a finales de los sesenta cuando los terremotos sociales sacudieron a estos gobiernos y el modelo de ISI se agotó. En 1970 con la llegada de Luis Echeverría (1970-1976) se optó por cambiar el modelo, a uno que no tuvo nombre, pero que pugnó por la distribución de la riqueza.

Echeverría prometió implementar el desarrollo compartido, es decir, a través de reducir el gasto público así como la deuda externa y con ello reducir la desigualdad. Sin embargo, este periodo es característico por el populismo económico y su nacionalismo, en el cual se creía que con un gasto fuerte y megaproyectos el país crecería. No fue así, esto perjudicó a la economía y generó un primer desplome.

Los países comenzaban a mostrar desgaste con las economías cerradas, por ende, esto respercutió en sus poblaciones. Incluso el presidente norteamericano, Richard Nixon, se dio a conocer por decir que el patrón oro-dólar está muerto. En México, la economía y la movilidad social comenzaron a estancarse y fue en 1976 cuando estalló la primera devaluación del peso lo que generó una crisis económica.

Su sucesor José López Portillo (1976-1982) apostó por el populismo económico sustentado en el petróleo y la independencia económica. El desplome del precio del crudo generó una crisis en México que terminó por mermar la estabilidad política y social; luego entonces, el país debió cambiar sus políticas herméticas hacia una economía de libre mercado. La nacionalización de la banca solo generó la fuga de capital y el cambio en la élite político-económica del país.

Con la llegada de Miguel de la Madrid (1982-1988) se firmaron acuerdos como el Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT) con el cual México aceptaba la entrada de otros productos al mercado nacional. Asimismo, la industria mexicana dejó de ser rentable y lo que provenía del exterior era de buena calidad y más competitivo. Esto se reprodujo con los sucesivos gobiernos que liberalizaron la economía.

Se firmaron tratados como el de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá; el de la comunidad Transpacífica; acuerdos con la Unión Europea y América del Sur. Todos estos en el marco de una economía abierta y globalizada. Ahora bien, hacer una propuesta de este nivel implicaría desconocer esos tratados, pero también muestra el desconocimiento de la realidad nacional e internacional y su relación económica.

Finalmente, ahondar en la sustitución de importaciones es una pérdida de tiempo, ya que las condiciones y el contexto del país y el mundo no son los mismos. Sería un error histórico pretender revivir modelos o políticas económicas que funcionaron en el siglo XX, pero que no necesariamente tendrán resultados idénticos en el México actual. Por eso las Ciencias Sociales no funcionan como las ciencias duras las cuales A+B =C; al contrario, hacerlo de esa forma puede resultar contraproducente.

Sebastián Godínez Rivera es licenciado en Ciencias Políticas y Sociales. Cursó un diplomado en Periodismo en la Escuela de Periodismo Carlos Septién. Fue profesor adjunto en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM. Actualmente, es columnista en Latinoamérica21, Politicx y conductor del programa de radio Café, política y algo más.

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