Morena secuestra a los ministros
“Los autoritarios no descansan”, como dice Lorenzo Córdova, pero en tiempos de polarización, han sido los jueces constitucionales los más cautos. Luego de una crisis entre poderes que clausuró el sexenio de López Obrador y se extendió al de Sheinbaum; por fin hay una salida que es digna de admirar políticamente. No obstante, la mayoría gobernante se niega a ceder y busca un choque frontal con este poder
Por: Sebastián Godínez Rivera
El oficialismo ha dejado claro que prefiere una crisis constitucional, antes de que su retórica sea borrada por el actuar de los ministros y las ministras. Desde que se anunció el proyecto del ministro Juan Luis González Alcántara que propone invalidar parcialmente la reforma judicial, Morena ha arreciado los embates contra los jueces.
El proyecto del ministro muestra que el marco jurídico predomina en sus argumentos, pero también hay algunas pinceladas políticas, sobre todo, porque la Corte y el Tribunal Electoral serían sacrificados en aras de despresurizar el ambiente. Considero que es una actitud digna y democrática que deja a un lado los protagonismos, en aras de proteger a jueces y magistrados quienes serían excluidos de una elección.
Los autoritarios no descansan, como dice Lorenzo Córdova, pero en tiempos de polarización, han sido los jueces constitucionales los más cautos. Luego de una crisis entre poderes que clausuró el sexenio de López Obrador y se extendió al de Sheinbaum; por fin hay una salida que es digna de admirar políticamente. No obstante, la mayoría gobernante se niega a ceder y busca un choque frontal con este poder.
Desde argumentos simplones como los de Claudia Sheinbaum al decir “que la Corte no legisla” hasta la verborrea de pseudo abogados como Ricardo Monreal y Sergio Gutíerrez que solo descalifican, pero son incapaces de hacer una crítica constructiva. El oficialismo ha demostrado que no se comporta como una mayoría, sino como una facción minoritaria y porril en el congreso.
Luego de que se anunciara la renuncia de siete ministros, Norma Lucía Piña Herández, Margarita Ríos Farjat, Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena, Alberto Pérez Dayán, Jorge Mario Pardo Rebolledo, Juan Luis González Alcántara y Javier Laýnez Potisek. De acuerdo a los transitorios de la reforma morenista, quienes declinen a la elección podrán retirarse con una parte de la gratificación simbólica; los 7 jueces constitucionales están mostrando su rechazo a ser electos, por eso presentaron sus renuncias.
Sin embargo, las voces del autoritarismo como Monreal o Noroña se hicieron escuchar y señalaron que es posible que sus renuncias sean rechazadas. Empero, haciendo gala de su incapacidad para leer lo que aprobaron, la propia reforma no establece que deban ser aprobadas por el Senado de la República. A pesar de ello, su presidente, Gerardo Fernández Noroña, ha dicho que puede rechazarlas.
Con estos pronunciamientos se puede afirmar que no buscan una salida a la crisis constitucional, sino que quieren venganza. Así como las hienas que viven en la sabana africana, Morena solo quiere sangre en el terreno político; no gustó a quienes hoy gobiernan que la mayoría del máximo tribunal haya optado por la declinación. El oficialismo ahora quiere mantenerlos en el cargo y violar la propia cláusula que les permite a los ministros retirarse con parte de su salario.
Esto surgió porque “consideran que se llevarán mucho dinero”, pero esa cláusula la pusieron los morenistas y ahora quieren violarla, como todas las leyes e instituciones del país. La razón es simple, los jueces les han quitado la narrativa de que solo velan por sus intereses, puesto que están proponiendo cuidar al sistema de carrera judicial y se sacrifican ellos con el objetivo de salvaguardar la república.
Primero con el proyecto del ministro ponente, el cual busca la salida de la crisis demostrando que anteponen su bienestar en aras de otro mayor que son las y los trabajadores del Poder Judicial. Morena dice que solo ven por sus intereses y es la ambición la que los mueve, empero, con esta decisión la narrativa morenista se desfonda. A través de un comportamiento republicano y democrático han demostrado que no les interesa el cargo o la permanencia, sino que se busca una salida.
Un segundo elemento que ha cimbrado al gobierno es la declinación a la elección judicial; es posible que si ellos competían Morena y sus afines dirían que aspiran a retener el control de ese poder. Sin embargo, esto no ha gustado y ahora intentan mantenerlos en el cargo y así no darles la parte correspondiente como establece la reforma judicial. La narrativa polarizante pierde fuerza con esta decisión y el escenario en el que no hay un enemigo común es lo que ha movilizado a los morenistas.
Otra variable es que Morena necesita de una crisis política y someter el Poder Judicial, exhibiendo aún más su talante autoritario. Demostrando que no solo quieren los principales órganos jurisdiccionales, sino a todos los jueces en todos los niveles; como se ha observado en Polonia y Hungría, los jueces independientes son un dique para la concentración del poder, por eso quieren toda la estructura.
Morena como otros partidos autoritarios del orbe han mostrado que quieren colonizar todo el sistema político y transitar hacia un régimen híbrido. La democratización como ellos lo llaman no es necesariamente un intento por limpiar la corrupción, sino que busca someter los reductos de la independencia. La persecución, la vejación y los insultos son el camino que los autoritarios siguen para someter las instituciones del Estados a una sola voluntad.
Finalmente, un cuarto elemento con el que los ministros han logrado ganar simpatía y desatanizan su imagen es a través de sus cartas de renuncia. Al menos los documentos de la ministra Margarita Ríos-Farjat y los ministros Alfredo Gutiérrez y Jorge Pardo están sustentados en la declinación, pero han agregado un tinte emocional en un sector de la población. En unas cuantas líneas estos tres ministros dejan clara su intención de proteger el Estado de Derecho y la Constitución, cuestionan el método de elección y hacen referencia a que son las generaciones venideras las que pagan las decisiones tomadas en el presente.
Mientras tanto, el país estará atento al próximo 5 de noviembre cuando la Corte vote sobre el proyecto del ministro Alcántara. No obstante, del otro lado del Río Bravo los Estados Unidos tendrán elecciones las cuales han estado marcadas por una postura hostil hacia México.
Sebastián Godínez Rivera es licenciado en Ciencias Políticas y Sociales. Cursó un diplomado en Periodismo en la Escuela de Periodismo Carlos Septién. Fue profesor adjunto en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM. Actualmente, es columnista en Latinoamérica21, Politicx y conductor del programa de radio Café, política y algo más.
Lo expresado en este espacio es sólo responsabilidad del que escribe, no refleja la política de Círculo rojo: el encuentro con la noticia. Cualquier reclamación, legal o civil, deberá de hacerse directamente con el autor. Los colaboradores laboran de forma voluntaria y personal sin alguna relación de trabajo ni comercial con este medio de comunicación