La seducción por Trump

Varios comentaristas y analistas siguen sin entender por qué ganó Trump otra vez; esto se debe a sus anteojeras y sesgos ideológicos. Empero, desde las Ciencias Sociales es posible entender que el electorado está cansado de los políticos del establishment, de lo políticamente correcto y hasta cierto punto de los ideales liberales que se plasmaron en el Acta de Independencia. Lo que no entienden los adversarios de Trump es que él no es una anomalía, sino que encarna el malestar de un sector muy amplio de la población

Por: Sebastián Godínez Rivera

Donald Trump se ha hecho con la mayoría de los espacios de representación del país, luego de la cascada de votos en el colegio, pero también populares que recibió. El republicano regresará a la Casa Blanca luego de ser derrotado por Joe Biden en 2020. Sin embargo, su retórica y la reacción de algunos liderazgos mundiales plantean que sus posturas radicales apuestan por una mayor agresividad.

Varios comentaristas y analistas siguen sin entender por qué ganó Trump otra vez; esto se debe a sus anteojeras y sesgos ideológicos. Empero, desde las Ciencias Sociales es posible entender que el electorado está cansado de los políticos del establishment, de lo políticamente correcto y hasta cierto punto de los ideales liberales que se plasmaron en el Acta de Independencia. Lo que no entienden los adversarios de Trump es que él no es una anomalía, sino que encarna el malestar de un sector muy amplio de la población.

A diferencia de quienes consideran a Trump un error histórico, lo cierto es que el republicano solo ha sacado a relucir lo que las y los estadounidenses han ocultado. Por otro lado, la seducción por un liderazgos autoritario puede explicarse porque la Unión Americana ha vivido en un sistema democrático casi desde su fundación; incluso su sistema bipartidista funge como dique para la aparición de otros liderazgos que puedan ser disruptivos.

Trump fue ese lìder disruptivo, autoritario, machista, xenófobo, nacionalista y carismático que encantó a la democracia más vieja del mundo. La ciudadanía americana se vio seducida por este personaje que no abona en tecnicismos y tampoco repara en soluciones que la mayoría no entiende; al contrario, se enfoca en temas importantes y preocupantes  para la sociedad y que son de fácil entendimiento.

Enarbola una promesa económica para devolver la grandeza a Estados Unidos, cuestiona los tratados ventajosos y no le gusta que el sistema global implique la asignación de funciones específicas a cada país. Con esta postura Trump ha seducido a los farmers del medio oeste que son productores de alimentos; se acercó a los sindicatos que exigen mejores condiciones de trabajo y que Biden ignoró; y promete un porvenir grande para la Unión Americana.

El trabajo es un tema que interesa a cualquier persona en el mundo; la subsistencia y la promesa económica es algo que la gente de a pie entiende. En un mundo donde las crisis económicas y las recesiones están a la orden del día, la gente quiere bienestar a corto plazo. Por otro lado, su eslogan Make América Great Again (MAGA) dota de un sentido de pertenencia a amplios sectores de Estados Unidos y eso no lo han logrado los demócratas.

Un segundo elemento central es la migración, con tintes exacerbados y nacionalistas estableciendo un enemigo común. Apuesta por la política de los sentimientos y ha logrado permear en las emociones de los norteamericanos. Si bien, su xenofobia no es nueva solamente ha puesto sobre la mesa algo que el mundo invisibilizó y creyó extinto. Es cuestionable que Trump critique la migración, cuando el país se fundó por varias nacionalidades.

El republicano cuestiona la migración del mundo subdesarrollado, es decir, América Latina, Asia y África. La migración se ha intensificado desde la crisis económica de 2008 y el país ha recibido a diversas personas que abonan a su economía, pero no son todas. En comunicación política la creación de un adversario es lo que le permite mantener en movimiento su discurso; sabe que la migración no se acabará y esto sirve para su retórica.

La ciudadanía estadounidense se siente agraviada por la llegada de migrantes, aunado a que algunos deciden preservar su cultura. Principalmente cuestionan que hablen español y no inglés, no les gusta que sean musulmanes y sobre todo, que los descendientes de migrantes sean mayoría. Sin embargo, Trump sabe que no puede excluirlos al punto que hay grupos de latinos, afroamericanos, asiáticos y algunas minorías que le apoyan.

La seducción por el trumpismo no solamente se debe a su discurso incendiario y agresivo con socios comerciales y otras naciones. El republicano confronta a aliados como Francia y Alemania; socios comerciales como México, Argentina o Brasil; y a supuestos adversarios como China, Rusia o Irán. La figura del hombre fuerte ha llegado a Estados Unidos que por mucho tiempo los cientistas sociales consideramos que no tenía cabida en esa nación.

Trump es un hombre simpático y carismático para varias personas en el mundo como el presidente y expresidente argentino, Javier Milei y Mauricio Macri; el ejecutivo salvadoreño Nayib Bukele; el ex mandatario brasileño Jair Bolsonaro; hasta los nacionalistas europeos como Marine Le Pen de Francia; Viktor Orbán Primer Ministro de Hungría; Santiago Abascal miembro de Vox, entre otros. El autoritarismo sedujo a los norteamericanos y era algo que tenía que ocurrir luego de haber vivido tras siglos de democracia estable.

Estados Unidos no era inmune al ascenso del populismo como se creía; la realidad ha superado a la teoría política. Seguramente pondrá a prueba a las instituciones norteamericanas que no se han reformado en un largo tiempo. Como lo he dicho con anterioridad, el trumpismo como ideología llegó para quedarse en Estados Unidos y este rebasa al mismo Donald Trump, puesto que él gobernará 4 años y se irá, pero sus posturas y seguidores continuarán.

Finalmente, Trump es uno de los liderazgos que más entusiasmo despierta en el mundo y para estudiar. El republicano ha modificado la forma de hacer política y tiene que ser objeto de cuestionamientos, análisis y entendimiento. Solo partiendo de estos ámbitos podrá darse respuesta a por qué votan a Trump. El mundo seguramente reaccionará en cuanto asuma el poder, con un gobierno unificado y con todo el control Estados Unidos estará a prueba, pero eso se verá en el ejercicio del poder.

Sebastián Godínez Rivera es licenciado en Ciencias Políticas y Sociales. Cursó un diplomado en Periodismo en la Escuela de Periodismo Carlos Septién. Fue profesor adjunto en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM. Actualmente, es columnista en Latinoamérica21, Politicx y conductor del programa de radio Café, política y algo más.

Lo expresado en este espacio es sólo responsabilidad del que escribe, no refleja la política de Círculo rojo: el encuentro con la noticia. Cualquier reclamación, legal o civil, deberá de hacerse directamente con el autor. Los colaboradores laboran de forma voluntaria y personal sin alguna relación de trabajo ni comercial  con este medio de comunicación