Populismo y desaires

México es un edén para los populistas y fiel a los preceptos de su mentor, Sheinbaum ha convocado a una aglomeración en el corazón del país. Como toda populista latinoamericana la presidenta considera que plantar frente a los Estados Unidos es llenar el Zócalo; bajo su lógica el nacionalismo, las palabras y las emociones serán suficientes para combatir la amenaza arancelaria. A la falta de una estrategia concreta, rodeada de secretarios grises y sin una lectura del panorama internacional, solo quedan las palabras huecas

Godinez 10Mar

Por: Sebastián Godínez Rivera

El domingo en el Zócalo, la presidenta Claudia Sheinbaum realizó una kermés ramplona, con el objetivo de festejar que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, aplazó por segunda vez la imposición de aranceles. El oficialismo celebró una victoria pírrica, porque ante la falta de estrategia, el populismo se enfoca en movilizar a sus seguidores por medio de las emociones y el discurso.

Con el objetivo de llenar la plaza de la constitución y con camiones de acarreados como en tiempos del viejo PRI, cuando López Mateos nacionalizó la Industria Eléctrica; en 1981 otro López llamó a un festival para defender la nacionalización de la banca, José López Portillo. Sin embargo, 40 años después un tercer López, con tintes mesiánicos saldría a marchar y a encabezar al pueblo; luego de que una marcha en defensa del INE superó las expectativas del entonces inquilino de Palacio Nacional.

México es un edén para los populistas y fiel a los preceptos de su mentor, Sheinbaum ha convocado a una aglomeración en el corazón del país. Como toda populista latinoamericana la presidenta considera que plantar frente a los Estados Unidos es llenar el Zócalo; bajo su lógica el nacionalismo, las palabras y las emociones serán suficientes para combatir la amenaza arancelaria. A la falta de una estrategia concreta, rodeada de secretarios grises y sin una lectura del panorama internacional, solo quedan las palabras huecas.

Sheinbaum no es distinta a otros personajes que han denunciado “al imperialismo yankee”, sino que solo es una copia más del latinoamericanismo ramplón. Por ejemplo, el dictador de Panamá, Manuel Noriega, blandía una espada diciendo “vengan por mí, no les tengo miedo” antes de la invasión que lo derrocó en 1989. Otro personaje era el difunto Hugo Chávez de Venezuela quien en la Plaza de Bolívar rompió relaciones con la Unión Americana con el discurso “Yankees de mierda, váyanse al carajo cien veces”.

En los vecinos Ecuador y Bolivia cuando fueron gobernados por Rafael Correa y Evo Morales respectivamente, señalaban a los Estados Unidos de formas golpes blandos contra ellos, en aras de derrocar a sus gobiernos. Finalmente, en Cuba y Nicaragua, entonces Fidel Castro, Raúl Castro y Miguel Díaz-Canel en la isla se cubrieron de ropajes revolucionarios para sostener una dictadura acusando al país angloparlante de querer someter a la isla; mientras que Daniel Ortega no duda en confrontar a los Estados Unidos y declarar que el sandinismo vivirá aunque al hegemón le moleste.

Seguramente la demostración del domingo se enmarcará en esta lista de populistas, quienes denuncian el imperialismo al exterior, pero colaboran con él de forma oculta. Sheinbaum desde que asumió el poder ha sido objeto de señalamientos y cuestionamientos por parte de la Casa Blanca, quien afirma que el gobierno de México tiene nexos con el crimen organizado. Aunque ella intenta desviar la atención acusando al ex presidente Felipe Calderón, mientras defiende a su mentor político.

México está atrapado en la espiral de las incongruencias, por un lado, destruye la división de poderes y señala a la oposición de traidores a la patria, mientras que por el otro llama a la unidad nacional como propaganda política. Asimismo, el país ha transicionado hacia un régimen autoritario con un partido que se considera la voz del pueblo; por otra parte, cuestiona la legitimidad de su homólogo estadounidense quien amenaza la frágil economía mexicana.

La realidad solo da la razón a Roger Bartra quien ha comparado al país con un ajolote, ese animalito endémico de Xochimilco que es una mezcla entre los reptiles y los anfibios. Justo así es México, atorado en sus contradicciones; queremos democracia, pero el autoritarismo es atractivo; aspiramos a una economía fuerte, pero regalar dinero es mejor; y en vez de tener una estrategia seria para negociar con el vecino del norte, es más atractivo llenar el Zócalo y gritar en contra del imperio. Ay pobre México atrapado por los populistas y tan lejos de una ciudadanía activa.

El festejo confrontó a los pesos pesados del oficialismo, luego de que Ricardo Monreal, Adán Augusto, Manuel Velasco y Luisa Alcalde ignoraron a la presidenta Sheinbaum que salió rumbo al templete. El motivo: todos se estaban tomando fotos con el hijo del caudillo, Andrés Manuel López Beltrán. El desaire no pudo ser ocultado; empero, horas después los tres legisladores y la dirigente de Morena se vieron obligados a pedir una disculpa.

En sus textos argumentan que fue la emoción del momento, pero nunca un desaire… En política no hay casualidades. Como si no estuvieran ya bastante divididos, las pugnas internas se hacen visibles cada vez más.

Sebastián Godínez Rivera es licenciado en Ciencias Políticas y Sociales. Cursó un diplomado en Periodismo en la Escuela de Periodismo Carlos Septién. Fue profesor adjunto en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM. Actualmente, es columnista en Latinoamérica21, Politicx y conductor del programa de radio Café, política y algo más.

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