Reformar desde adentro (III)
Recordemos que México es un país bicameral, que cuenta con una Cámara de Diputados y un Senado, en el caso de parlamentarizar, la Cámara Baja es a la que le corresponde la formación del gobierno y el nombramiento del Jefe de Gobierno ya que en ella está la representación del pueblo y de ella emana la soberanía. Mientras que el Senado se mantendría como cámara revisora y cumpliría con las funciones de nombramiento de integrantes de Organismos Autónomos, miembros de la Corte y la revisión de leyes
Por: Sebastián Godínez Rivera
Hasta el momento se han analizado 4 puntos que deben ser tomados en cuenta para lograr profundizar en la democratización del sistema. El último, es la transición del régimen, una idea que fue impulsada principalmente por Porfirio Muñóz Ledo, que ha sido poco estudiada, pero que serviría para limitar el exacerbado presidencialismo que tenemos.
5) Construcción de un régimen semipresidencial: desde finales de 1970 el sistema presidencial mexicano comenzó a mostrar su agotamiento y diversas fuerzas comenzaron a dejar el esquema autoritario, pugnando por canales democráticos y la apertura a una nueva forma de organización, donde la democracia fuera el principal eje.
Uno de los grandes pendientes en nuestra transición democrática fue el cambio de modelo a un parlamentarismo y semipresidencialismo como lo es Francia. El objetivo principal, es que esta forma de organización heredada de 1917 haya ido decayendo, no es que no sea funcional sino que en países como México este incentiva el autoritarismo como lo hemos visto. Si bien todos los presidentes en un sistema como el nuestro se ven atraídos por pulsiones autoritarias, algunos no lo lograron por la falta de mayoría en el Congreso.
Sin embargo, en la actual administración pareciera que el autoritarismo es latente y que la reconcentración de poder en el Ejecutivo ha dado muestra de un agotamiento. Si tomamos en cuenta que México es de los pocos países con presidencialismo puro, el mismo sistema ha puesto resistencia para parlamentarizarse o adoptar tintes que limiten el poder de una forma satisfactoria. La discusión sobre el presidencialismo, parlamentarismo o sistemas mixtos es muy antigua y autores como Diego Valadés, Juan Linz, Jorge Carpizo, entre otros, han dado sus puntos de vista en favor y contra de los diversos modelos.
El punto central aquí, es que para lograr un verdadero cambio de régimen y un gobierno de coalición, se debe modificar el sistema político. El modelo semipresidencial, es uno que garantiza la estabilidad política, la división de poderes, los pesos y contrapesos y sobre todo distribuye el poder del Ejecutivo en dos personas. En el caso del presidente, éste cumple las funciones de Jefe de Estado la cual es simbólica, para actos protocolarios y funge como símbolo de la unidad nacional.
Mientras que el personaje que cumple las funciones políticas sería el Primer Ministro, Jefe de Gobierno o Canciller, denominaciones que asume en cada país. Este personaje se encargaría de las funciones políticas, seguridad, representación en el exterior y fungía como un contrapeso al Jefe de Estado. Sobre todo, porque incentivaría la vida activa en el Congreso y los debates para sacar la agenda política.
Ahora bien, el tránsito a un modelo parlamentario implica que de ganar un partido la jefatura del Estado y a la vez convertirse en primera minoría en el parlamento, logra que haya una suerte de gobierno unificado; sin embargo, al modificarse el esquema legislativo podría o no construir acuerdos con las demás fuerzas políticas
Sin embargo, lo interesante de estos modelos ocurre cuando una fuerza política gana la presidencia, pero otra se convierte en la mayoría, lo cual los obligaría a establecer la cohabitación. Este término se utiliza cuando dos fuerzas políticas distintas deben compartir la titularidad del Poder Ejecutivo para sacar adelante el programa de gobierno.
Pero no solo implica la división del poder, sino que existirían nuevos términos y prácticas como los votos de censura, cuando el gobierno pierde la legitimidad y las otras fuerzas políticas convocan a elecciones para generar formar un nuevo gobierno. A su vez, fortalecería la transparencia y la rendición de cuentas, así como lo hacen el Parlamento Británico los lunes, cuando se cuestionan las decisiones del Primer Ministro en un debate abierto con la oposición; o el Bundestag alemán quien pide cuentas al Canciller para justificar las decisiones tomadas, así como lo hizo con Angela Merkel durante la pandemia de Covid-19.
Incluso el parlamentarizar a México abriría nuevas rutas de vigilancia y exigencia para el cumplimiento de funciones como hacer vinculantes las observaciones que se les hacen a los secretarios de Estado e incluso pedir sus renuncias en caso de no cumplir con sus funciones. De esta forma se establecen candados a los funcionarios y se les obliga a trabajar de forma eficiente y correcta. Aunado a todos los atributos con los que cuenta ya la Cámara de Diputados como la decisión del presupuesto.
Recordemos que México es un país bicameral, que cuenta con una Cámara de Diputados y un Senado, en el caso de parlamentarizar, la Cámara Baja es a la que le corresponde la formación del gobierno y el nombramiento del Jefe de Gobierno ya que en ella está la representación del pueblo y de ella emana la soberanía. Mientras que el Senado se mantendría como cámara revisora y cumpliría con las funciones de nombramiento de integrantes de Organismos Autónomos, miembros de la Corte y la revisión de leyes.
El repartir el poder sería dar un paso más en la democratización del sistema político y hacer el cambio con los vestigios del sistema autoritario que caracterizó el siglo XX mexicano. Ahora bien con la creación del Jefe de Gobierno, ya no como gobernante de la ciudad, sino como actor político del parlamento sería activar el eje de las negociaciones políticas y temas que competen a la ciudadanía.
Sebastián Godínez Rivera
Sebastián Godínez Rivera es licenciado en Ciencias Políticas y Sociales. Cursó un diplomado en Periodismo en la Escuela de Periodismo Carlos Septién. Fue profesor adjunto en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM. Actualmente, es columnista en Latinoamérica21, Politicx y conductor del programa de radio Café, política y algo más.