Publica Zagal novela ambientada en la Nueva España

Por: Mauricio Flores

A finales del siglo dieciocho, todavía en la escena planetaria los revolucionarios franceses, buena parte de las estructuras de la Nueva España comenzaban a resquebrajarse.

La hegemonía política e ideológica estaban fraccionadas e incluso enfrentadas.

El virrey, por un lado; el arzobispo, en distinto flanco; el inquisidor, más allá.

Aunque eso sí, cuestiones del centralismo español, todos asentados en la muy noble y leal Ciudad de México y en apenas un perímetro de escasas cuadras.

El ahora nombrado Centro Histórico era un hervidero de protagonismos y sucesos.

Justo ahí (calle Donceles, ahora) se encontraba (se encuentra) la sede del convento de la Enseñanza, donde el narrador Héctor Zagal (Ciudad de México, 1952) avecinda a Sor Filotea del Niño de Jesús, la mujer más ingeniosa y rica de la Nueva España, como el personaje centralísimo de su nueva novela, El vampiro del virrey, ya en librerías.

Una novela que habrá que advertir desde ya, trasciende a su título, pues no es un capítulo más de cualquier saga vampírica, sin importar su lengua y tradición literaria, para descubrirse como una obra de altura que bien cuenta una historia (ciertamente con vampirismo incluido) y al hacerlo otras más.

Monja de clausura, aventurémonos a resumir, Sor Filotea es nombrada heredera única de una cuantiosa riqueza al tiempo que avanza en sus conocimientos de los temas más actuales, librescos, desde esa su condición privilegiada, el claustro. Estamos muertas para el mundo, dirían las reverendas.

Así, nuestra bien vestida sabe de vampirismo y de otros temas que descubre en libros llegados del efervescente continente europeo, más aún cuando sabe aprovechar sus lazos sanguíneos, ya que es prima del virrey y hermana del arzobispo.

¿Qué encontrará el lector, la lectora, en El vampiro del virrey(un nombre prohibido… una leyenda negra, acotan los editores)?

Una historia que se extiende y nos atrapa desde la primera página y hasta la última, y a la que se irán incorporando personajes surgidos de los diferentes estamentos de la Nueva España, y por tanto fieles defensores del turbulento estado de cosas.

Y algo más.

Un príncipe que viene de Transilvania, cubre el rostro con un enorme tricornio de fieltro bordado con oro, y de quien Sor Filotea será anfitriona…

Un vizconde de Cuba y su esposa Eulalia Santiesteban, quien pretende ser el albacea de la riquísima herencia de la monja de la Enseñanza…

Un creciente número de muertos, con una extraña marca en el cuello, de suyo vampiresco, cuyos cadáveres son reliquia que se pelean denodadamente los representantes del Santo Oficio, la Arquidiócesis y el Palacio Real

Huestes de sanmigueles y dragones enfrentados por ser los primeros en ocupar las escenas de los crímenes.

Habrá también referencias al desdoblamiento ideológico de un tiempo: la disciplina, la obediencia y la penitencia, del bando religioso; la usura, los cacicazgos y los inversionistas, del ala profana.

Mucha fritanga

Como también (deleitosa comprobación de otro de los temas recurrentes en la obra de Zagal, la gastronomía) una condimentada recurrencia de lo que por entonces se bien comía y bebía. En México hay una fritanguera en cada esquina.

Borregos y carneros cocinados en hornos de tierra; conejos sazonados con adobo rojo, y guajolotes y gallinas en pepitoria verde.

Guayabas, zapotes, mameyes, chirimoyas, guanábanas, mangos. En las ollas, hierve con brío la leche de cabra y de vaca. En la zona más fresca, se atesora la crema, la mantequilla, el requesón y el queso añejo. El olor de la vainilla veracruzana se mezcla con el aroma de nuez moscada de las Molucas. El ruido de los molcajetes, donde se trituran nueces y pepitas, se entrevera con el paloteo de la masa de los bizcochos y rosquillas.

Tamales esponjosos a punta de manteca batida, rellenos de cerdo en salsa verde, acompañados de espesos atoles de aguamiel.

Suculencias que salpimientan la de por sí gozosa lectura de El vampiro del virrey, presente la disyuntiva de acompañarse con la solemne negrura del café o la delicada y libidinosa espuma del chocolate.

Héctor Zagal, El vampiro del virrey, Planeta, México, 2023, 510 pp.

@mauflos