“El Mayo” desmiente entrega a Estados Unidos; asegura que fue emboscado y secuestrado cuando iba a reunirse con el gobernador de Sinaloa

“Confiando en la naturaleza de la reunión y en las personas involucradas, seguí sin dudarlo. Me llevaron a otra habitación que estaba a oscuras. Tan pronto como puse un pie dentro de esa habitación, fui emboscado. Un grupo de hombres me agredió, me tiró al suelo y me puso una capucha de color oscuro en la cabeza. Me ataron y esposaron y luego me obligaron a subir a la caja de una camioneta. Durante toda esta terrible experiencia, fui sometido a abuso físico, lo que resultó en lesiones importantes en la espalda, las rodillas y las muñecas”, aclara Ismael Zambada García

“La reunión estaba prevista para las 11:00 horas y llegué un poco temprano. Vi una gran cantidad de hombres armados con uniformes militares verdes que supuse eran pistoleros de Joaquín Guzmán y sus hermanos”, afirma Ismael Zambada García

Por. Valentín Alemán Santillán

No me entregué ni vine voluntariamente a los Estados Unidos, fui secuestrado y traído por la fuerza el 25 de julio de 2024, aclara Ismael El Mayo Zambada García, a través de una declaración difundida por su abogado Frank Pérez este sábado 10 de agosto.

En su declaración de dos cuartillas, el cofundador de El Cártel de Sinaloa detalla que ese día acudió al rancho y centro de eventos Los Huertos del Pedregal, en las afueras de Culiacán, donde se llevaría a cabo una reunión con el gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha Moya, y Héctor Melesio Cuén Ojeda, rector de la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS) para solucionar las diferencias entre ambos políticos sobre quién debería liderar esa casa de estudios, una vez que el académico asumiera el cargo de diputado para el que fue electo.

Me dijeron que además de Héctor Cuén y el gobernador Rocha Moya, en la reunión también estaría Iván Guzmán Salazar. La reunión estaba prevista para las 11:00 horas y llegué un poco temprano. Vi una gran cantidad de hombres armados con uniformes militares verdes que supuse eran pistoleros de Joaquín Guzmán y sus hermanos. Me acompañaban cuatro agentes de seguridad, de los cuales dos permanecían fuera del perímetro. Los dos que entraron conmigo fueron José Rosario Heras López, comandante de la Policía Judicial del Estado de Sinaloa, y Rodolfo Chaidez, miembro de mi equipo de seguridad desde hace mucho tiempo, detalla.

Zambada García, refiere que mientras caminaba hacia el área de reunión saludó a Cuén Ojeda, quien estaba acompañado de uno de sus ayudantes, luego vio a Joaquín Guzmán López, a quien conoce desde pequeño, y que mediante un gesto le indicó que lo siguiera.

Confiando en la naturaleza de la reunión y en las personas involucradas, seguí sin dudarlo. Me llevaron a otra habitación que estaba a oscuras. Tan pronto como puse un pie dentro de esa habitación, fui emboscado. Un grupo de hombres me agredió, me tiró al suelo y me puso una capucha de color oscuro en la cabeza. Me ataron y esposaron y luego me obligaron a subir a la caja de una camioneta. Durante toda esta terrible experiencia, fui sometido a abuso físico, lo que resultó en lesiones importantes en la espalda, las rodillas y las muñecas. Luego me llevaron a una pista de aterrizaje a unos 20 o 25 minutos de distancia, donde me obligaron a subir a un avión privado, resalta.

Encapuchado y atado al asiento de la aeronave, en la que solamente estaba Joaquín Guzmán López, el piloto y él, emprendieron el vuelo rumbo a Texas, Estados Unidos.

El vuelo duró entre 2 ½ y 3 horas, sin escalas hasta que llegamos a El Paso, Texas. Fue allí, en la pista, donde los agentes federales estadounidenses me arrestaron. La idea de que me entregué o cooperé voluntariamente es total e inequívocamente falsa. Me trajeron a este país por la fuerza y ​​bajo coacción, sin mi consentimiento y en contra de mi voluntad, afirma.

El Mayo, desmiente, también, la versión difundida por las autoridades estatales de Sinaloa sobre el asesinato del diputado electo, Héctor Cuén, la noche del 25 de julio en una gasolinera por dos hombres en motocicleta que querían robarle su camioneta.

Eso no es lo que pasó. A él lo mataron al mismo tiempo y en el mismo lugar donde a mí me secuestraron. Héctor Cuén fue amigo mío desde hace mucho tiempo y lamento profundamente su muerte, así como la desaparición de José Rosario Heras López y Rodolfo Chaidez, a quienes nadie ha vuelto a ver ni saber de ellos desde entonces, denuncia.

Ismael Zambada García, confía en que la verdad salga a la luz, sobre lo ocurrido, en lugar de las historias falsas que circulan. Llamo a los gobiernos de México y Estados Unidos a ser transparentes y brindar la verdad sobre mi secuestro a Estados Unidos y sobre las muertes de Héctor Cuén, Rosario Heras, Rodolfo Chaidez y cualquier otra persona que haya perdido la vida ese día, concluye.

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